—Oh... ¿Qué carajo?
Gray simplemente se quedó sentado allí, mirando el documento como si hubiera insultado personalmente su sentido de la realidad.
Residencias Rosewood.
Distrito West Arcadia.
Las palabras resonaban en su mente.
Gray bajó lentamente la carpeta al escritorio, con los ojos aún pegados a la línea. Su mente quedó en silencio por un segundo—no porque no lo entendiera, sino porque lo entendía.
West Arcadia no era un distrito cualquiera. Era el distrito.
Era el tipo de lugar donde las luces de los áticos nunca se apagaban, donde los coches deportivos importados esperaban en garajes privados, y donde las calles estaban más limpias que la mayoría de los hospitales.
Era un vecindario pulido y lujoso donde cada centímetro de concreto costaba como el oro.
¿Y Residencias Rosewood?
Ese nombre tampoco le era desconocido.