Por dónde comienzo…
Más que un prólogo sobre el trabajo de otra persona, esto son mis notas y comentarios como traductor certificado de las lenguas antiguas.
Cuando vi la noticia, que estremeció al mundo de la preservación de datos, me emocioné. Múltiples equipos electrónicos fueron encontrados mientras se trabajaba en la construcción del nuevo parqueo del museo de la federación. Fue algo inesperado, ya que se creía que esta zona, por ser árida, nunca fue habitada por nuestros ancestros. Hoy en día, la zona se ha convertido en un área de cultura llena de vegetación.
Meses después, se me informó que los documentos que fueron encontrados en uno de los servidores, de lo que aún se debate si pertenecía a una antigua oficina de investigaciones o si eran el resultado de un robo de información, serían enviados a mi persona para trabajar en ellos. Se cree que la información pertenece a la época de las Guerras de expansión. Puedo decir con mucha libertad que fue un honor trabajar en ellos.
Al recibir los documentos de forma electrónica, decidí imprimirlos, así puedo conservar una copia física del material. Además, me es más fácil traducir los documentos al tenerlos en papel, ya que me permite escribir notas en ellos o marcar las partes que me llamen la atención para futuras investigaciones o referencias.
Mi forma de proceder se puede considerar doble trabajo, ya que suelo escribir a mano mis traducciones y luego las transcribo en digital. La verdad, no me molesta; al contrario, el sentir la textura del papel en mano es algo que pocos disfrutamos y, al transcribirlos, suelo encontrar errores o puntos de mejora.
He tratado de darles un orden lógico a los archivos, así se podrá tener una mejor comprensión de la línea de tiempo entre ellos. Aunque no sé si al empaquetarlos los puse en el orden correcto… bueno… ni modo.
La traducción de lenguajes antiguos suele ser complicada por la diferencia de terminología en el tiempo, y he intentado traducir todos de forma tal que la información esté intacta sin tomarme libertades literarias, respetando el lenguaje original y el estilo de escritura de los diferentes documentos.