El pueblo Azuliza, llamativo por sus muchas casas y frondosos manzanos, caminando por este pueblo se encontraban personas buenas como también personas no tan amables, pero Tarik solo pensaba que estaban teniendo un mal día, como su madre. Caminó y caminó hasta que encontró una tienda muy brillante, sin dudarlo entró curioso, pues nunca había visto algo tan fantástico, entre mirar y tocar todas las cosas de la tienda el dueño de esta tienda le tocó el hombro.
- Y dime, ¿Necesitas algo? - pregunta el señor.
- Solo miraba lo fantástico que es este lugar, ¡está increíble!.
- Esto es una tienda crío, la gente compra y luego se larga.
- No sabía, quisiera comprar algo.
- Elige lo que quieres y luego me buscas - el señor se va a la caja registradora sin más.
Tarik sorprendido por todos los objetos no sabe cuál escoger, entonces ve una ropa para juguetes que encaja perfectamente con su peluche Craig, este toma la ropa y se dirige hacia el señor.
- Esto es lo que quiero - dice Tarik con entusiasmo.
- Bien, cuesta 4 chelines.
- ¿Qué es eso? - pregunta Tarik ya que nunca había escuchado esa palabra.
- Este crío - dice el señor con disgusto - Los chelines son las monedas con las cuales se compra, si no tienes para pagar devuelve eso y vete.
Tarik muy triste devuelve la ropa, se para frente a la tienda y se queda ahí un buen rato. Este come algunas bayas que le dejó el señor de la colina Abraham, al cabo de un rato un vagabundo pasa por ahí y se le acerca a Tarik.
- ¿Me puedes ayudar con un poco de comida o algunas monedas? - dice el vagabundo con pena.
- No tengo monedas pero tengo esta manzana, tome.
- Muchas gracias, que el Gran Creador te cuide.
Tarik se pregunta quién es el Gran Creador pero después de un rato se le olvida, ya aburrido de estar frente a la tienda Tarik se levanta, sigue los caminos de piedra que van por todo el pueblo y ve una pastelería. Piensa que sería bueno entrar a ver, cuando entra lo recibe una señora que es la esposa del dueño.
- Oh, hola niño, ¿Qué te trae por aquí? ¿Dónde están tus padres?
- ¿Me puede dar un pastelito? - pregunta Tarik inocentemente.
- Pues necesitas monedas para comprar un pastel.
- No tengo monedas - dice Tarik muy triste dándose la vuelta para irse.
- Espera - dice la mujer - Espera sentado aquí, iré a hablar con mi esposo.
Tarik se queda sentado y la mujer va atrás, su esposo, un hombre corpulento con mucha panza al cual le encanta hacer y comer pasteles le pregunta que quién es ese niño.
- No lo sé - responde la mujer - Entró a la tienda y me pidió un pastel, al parecer es huérfano.
- Sabes que estamos mal económicamente, no podemos andar regalando pasteles.
- Quizá podríamos hacer que trabaje con nosotros, necesitamos a un ayudante, no podemos solos.
- ¿Y en qué nos podría ayudar un niño de su edad?
- Puede ayudar en la limpieza.
- Amor, sé que desde hace tiempo quieres un hijo, pero no podemos solo tomar un niño que llegó a la tienda sin más
- Hablemos con él, preguntémosle por qué está aquí solo.
El hombre aunque con dudas acepta. Tras hablar con el niño, el pastelero llamado Tadeo queda muy encariñado con él. Estos aceptan al niño como un miembro más de su familia ya que el niño era huérfano. Tarik muy entusiasmado les dice que no los defraudará.