Tarik sigue su camino por el bosque solo. Cansado, muy cansado por todo el camino que ha recorrido. En un punto está tan cansado que empieza a caminar más de espacio. Tiene hambre y sed pero su determinación es más fuerte que su cansancio.
En un punto del cansancio se desploma en el suelo fresco. Piensa por un segundo en quedarse tirado pero recuerda su misión, llegar al reino para convertirse en caballero y ayudar a su familia, tanto adoptiva como de sangre. Así que este se arrastra, rasgando su vestimenta, sus codos y rodillas. Siente un dolor muy fuerte pero este sigue adelante.
Se esfuerza tanto por seguir que empieza a llorar, pero ni siquiera esto lo detiene. Al cabo de unos minutos su cuerpo llega al límite y se desmaya. Tarik sin saber si está consciente escucha una voz, es una voz que no reconoce pero se siente familiar.
- Oh joven Tarik ¿Después de tanto esfuerzo quieres abandonar aquí? Debes levantarte, tú puedes joven Tarik.
- ¿Quién eres? - dice Tarik sin casi poder hablar.
- Si levantas tu mirada quizás te des cuenta.
Tarik con mucho esfuerzo levanta la mirada y queda impactado. Este ve a un pequeño ratón, el ratón que lo ayudó cuando era tan solo un pequeño niño.
- Eres tú - dice Tarik muy asombrado - Pensé que solo estabas en mi mente.
- Pues no, soy muy real, tan real como tú. No tengo mucho tiempo joven Tarik, mi misión aquí es protegerte en los momentos más difíciles. Ahora necesito que te levantes y sigas tu camino.
- No creo que pueda levantarme – dice Tarik con lamento.
- Tú puedes levantarte joven Tarik. Siempre has podido. Mírate, tus manos y pies llenos de cayos, no son solo cayos joven Tarik, son la muestra de la fuerza que llevas en tu cuerpo, mente y alma. Debes abrazar tu dolor, amar el dolor, solo así podrás levantarte.
Tarik baja la cabeza de nuevo y después de unos segundos le hace una última pregunta al ratón.
- ¿Cuál es tu nombre?
- Todo a su tiempo joven Tarik.
Antes de un pestañeo el roedor ya a desaparecido. Tarik se duerme.