Capítulo 33 – Rumbo al Festival de los Tres Años

La Academia entera hervía de emoción. Después de tres años, el gran Festival de Magia y Gloria se celebraría nuevamente. Un evento de talla nacional que atraía a nobles, familias influyentes, comerciantes, aventureros y hasta emisarios del Congreso de Magia.

Durante una semana, la Academia se transformaría en un coliseo viviente con duelos individuales, batallas por equipos, carreras mágicas, competencias de invocaciones y otras pruebas que pondrían a prueba el poder, la estrategia y el espíritu de los alumnos.

El grupo de Ares, Liana, Agust, Dana, Tony y Emma se encontraba reunido en una de las arenas de práctica. Cada uno entrenaba por separado, pero era evidente que la tensión crecía día a día. Las ganas de destacar ardían en sus ojos.

Ares entrenaba en el centro del campo, sin camiseta, bañado en sudor, con los brazos envueltos en fuego azul. Blue flotaba sobre él en forma reducida, dándole instrucciones con una severidad paternal.

—¡Controla la respiración! ¡El fuego azul no es fuerza bruta, es voluntad pura! —rugía el dragón.

Ares apretó los dientes, lanzó un golpe directo al aire y una columna de llamas azules surgió, expandiéndose como una onda. Las antorchas del campo temblaron. Su dominio sobre el fuego azul no era perfecto, pero ya no era inestable. Su cuerpo también había cambiado. Más ágil, más firme, más resistente.

Desde una esquina, Dana observaba en silencio. Su cabello dorado brillaba al sol, y por primera vez, sus ojos no estaban llenos de orgullo… sino de admiración.

—¿Desde cuándo se volvió tan fuerte? —murmuró, sintiendo cómo su corazón latía más rápido.

No era sólo la fuerza de Ares, sino su determinación. Lo había visto salvar vidas, resistir derrotas y no rendirse jamás. Ahora, con cada golpe y cada entrenamiento, algo en ella cambiaba. Ya no era sólo un compañero de equipo. Era alguien que destacaba incluso entre los mejores.

Por su parte, Agust y Tony practicaban juntos, a regañadientes. La rivalidad entre ellos seguía latente, pero sabían que debían coordinarse para las batallas en equipo.

—Tu defensa es sólida, pero te falta agresividad —comentó Agust, lanzando una lanza de hielo que Tony bloqueó con un muro de roca.

—Y tú dependes demasiado de la ofensiva. Te dejarías arrastrar en una pelea prolongada —respondió Tony con una sonrisa.

Liana, en cambio, entrenaba rodeada de un aura verde luminosa, con su tortuga de hoja y piedra a su lado. Aunque intentaba enfocarse, no podía evitar mirar de reojo a Dana observando a Ares. Una chispa de incomodidad se encendía dentro de ella. ¿Por qué le molestaba tanto?

Emma, siempre silenciosa, flotaba en meditación, envuelta en un aura púrpura. Parecía desconectada del mundo... pero no se perdía ni un detalle.

El Festival se acercaba. Las pruebas serían duras. Los equipos lucharían frente a miles de ojos. Y por primera vez, Ares tenía una oportunidad real de brillar.

La pregunta era: ¿estaba listo para asumir el protagonismo que siempre soñó?