"""
¡Plaf!
Una fuerte bofetada resonó en el patio como un látigo.
Todos jadearon sorprendidos.
Victoria trastabilló un poco, su cabeza girando hacia un lado. Su copa de vino se deslizó de su mano y se hizo añicos en el suelo, el líquido rojo derramándose como sangre sobre el piso de piedra.
Nadie se movió. De pie frente a ella estaba la Luna del Rey Alfa, la Reina Regina. Vestida de plata y negro, parecía en todo sentido la realeza—fría, afilada y furiosa. Sus ojos se clavaron en Victoria como si fuera suciedad bajo su zapato.
—Has olvidado tu lugar —dijo la Reina, con voz gélida—. Hablas cuando se te habla. Nada más.
Victoria se sujetó la mejilla, aturdida. Su orgullo dolía aún más que la bofetada. Miró alrededor, esperando que alguien la respaldara.
Entonces sus ojos encontraron a Zayn.
Zayn le devolvió la mirada, pero no había suavidad ni compasión en su expresión.
Se volvió hacia la Reina y le dio un pequeño asentimiento respetuoso.