Capítulo 11: Bajo El Sol

El frío aire de la mañana mordía la piel de Lily mientras manos ásperas la arrastraban fuera del calabozo. Sus piernas apenas funcionaban. Su cuerpo estaba adolorido y débil por días de fiebre y cadenas. La piedra bajo sus pies descalzos le escocía con cada paso.

Afuera, el cielo aún estaba oscuro. La niebla se aferraba al suelo y ella perdió el paso y tropezó.

—Muévete —espetó uno de los guardias, tirando de ella hacia adelante.

Esperando junto al camino estaba Victoria, vestida con suave piel y botas pulidas, con los brazos cruzados firmemente sobre su pecho. Sus ojos afilados recorrieron la sucia figura de Lily con diversión y disgusto.

—Les tomó bastante tiempo sacarte —dijo fríamente.

Uno de los guardias hizo un breve gesto de asentimiento. —¿Dónde la quiere, Señora?

¿Señora? Los ojos de Lily se alzaron ante la palabra. Victoria sonrió.

—Así es —dijo, caminando lentamente hacia ella—. Así me llamarás ahora. Señora. Dilo.