Capítulo 55: El Salto

Lily intentó llegar lo más lejos posible antes de que sus piernas cedieran.

Estaba jadeando, con el pecho ardiendo como si hubiera tragado fuego. Cada respiración dolía. Sus piernas estaban adoloridas y temblorosas, apenas capaces de sostener su peso. Aun así, siguió corriendo, aferrando la bolsa de provisiones contra su pecho como si pudiera protegerla. Sus dedos se acalambraban de tanto agarrarla, pero no la soltó.

Las ramitas crujían bajo sus pies, y las ramas le arañaban los brazos y la cara. Seguía mirando por encima del hombro, con el corazón acelerado. No había nadie allí. Pero no importaba. El miedo permanecía.

Su pie se enganchó en una raíz, y cayó de rodillas con fuerza. Un dolor agudo le subió por la pierna, pero se levantó de nuevo, apretando los dientes. Tenía que moverse. Tenía que seguir adelante.

Su visión se nubló con lágrimas. El mundo a su alrededor parecía dar vueltas. Y entonces estaba Martha.