Los dos permanecieron en silencio en medio de la pintoresca nieve. Sus alrededores se mantuvieron tranquilos. El cabello negro azabache de Ling Chuxi parecía tan oscuro como la tinta contra la blanca nieve y su rostro fresco y brillante estaba sereno. Los ojos de Huangfu Qingjue contenían un atisbo de sonrisa mientras miraba a Ling Chuxi en silencio. Era como si solo existieran ellos dos en todo el vasto mundo. Formaban una escena tan hermosa que parecía una pintura. Todo lo que les rodeaba parecía desvanecerse en el fondo. Hacía que cualquiera que observara no pudiera soportar destruir tan bella imagen. —Gracias por salvarme la última vez —finalmente Ling Chuxi abrió la boca suavemente para hablar en voz baja mientras miraba a Huangfu Qingjue.