Cabos Sueltos

—Ephyra Allen —dijo con suavidad, su voz baja y firme.

Los ojos del hombre se desviaron brevemente hacia una lista en su portapapeles.

—Ah, por supuesto. Por aquí, señora Allen. —Hizo una señal a un asistente, quien se adelantó para escoltarlos al interior.

Las grandes puertas del salón de baile se abrieron, revelando un espectáculo deslumbrante. La sala resplandecía con la luz de las arañas de cristal, cuyo brillo se reflejaba en las paredes doradas y los acentos de espejo. La música de una orquesta en vivo llenaba el aire —una melodía inquietante que subrayaba el caos elegante de la reunión. Los invitados con elaboradas máscaras se mezclaban, sus risas y conversaciones tejiendo un tapiz de sonido.