Posibilidad

Los fragmentos del espejo brillaban a los pies de Kieran como los restos de un alma demasiado rota para reparar.

Él permaneció inmóvil.

Respiración superficial.

Corazón latiendo tan violentamente que amenazaba con romperle las costillas.

—¡¡¡Otoño!!! —Su alma estaba gritando ese nombre.

A su alrededor, las cabezas finalmente se giraban. Los murmullos aumentaban. Los rostros por fin lo veían. Aunque no entendían del todo.

Antes de que alguien pudiera dar un paso o abrir sus labios presumidos...

—Alfa... Alfa Kieran... ¡Mi Señor! —una voz estridente vino corriendo hacia todos ellos.

Una criada con un delantal arrugado irrumpió entre la multitud, jadeando, con el cabello pegado a la frente por el sudor—. Es la chica... ¡Otoño! Ella... se lastimó... ¡se desmayó! ¡Había sangre! ¡La Curandera Mango tuvo que llevarla a la enfermería ahora mismo!

La visión de Kieran se estrechó.

—¿Qué? —Su voz estalló. Incrédulo.