Los siguientes días, la manada Colmillo Sangriento estaba en caos.
La fiesta estaba programada para alinearse con la luna... como la luna decidió salir tarde, se pospuso un día.
Pero eso no desanimó el espíritu de nadie. Los sirvientes corrían entre los grandes salones, colgando más sedas y más linternas. El aroma de carne asada y vino especiado llenaba el aire durante todo el día, aunque la fiesta no fuera hasta mañana.
Los lobos reían, discutían y ocasionalmente peleaban por las decoraciones... porque nada decía "festivo" como una nariz ensangrentada antes de que llegaran los invitados.
Otoño se apoyó en la barandilla del balcón, observando el espectáculo de abajo con diversión distante.
Una fila de mujeres... algunas lobas, algunas humanas, algunas ninfas e incluso algunas brujas... estaban cerca del patio principal. Parecía que estaban ensayando sus puestos en la puerta. Para dar la bienvenida a los invitados, supuso Otoño.