Capítulo 38

Capítulo 38 - El Cebo Destrozado y el Verdadero Premio

Me quedé paralizada en el pasillo del hospital, con la pregunta de Julian flotando en el aire entre nosotros. ¿Le preguntaría a mi abuela sobre la supuesta aventura de mi madre? La verdad es que no lo sabía. Pero sí sabía una cosa: no había terminado con Ivy todavía.

—No voy a huir esta vez —dije, girando sobre mis talones.

Los ojos de Julian se agrandaron.

—Hazel, espera...

Lo ignoré, marchando de vuelta hacia la habitación de Ivy con determinación en cada paso. El equipo médico estaba saliendo justo cuando llegué, una enfermera me dio un gesto comprensivo al pasar.

—Está estabilizada por ahora —murmuró.

Empujé la puerta para encontrar a Ivy recostada contra sus almohadas. Sus ojos se iluminaron con un triunfo malicioso cuando me vio, como si hubiera esperado que volviera arrastrándome, desesperada por saber más sobre mi madre.