Punto de vista de una tercera persona.
Los tacones de Wanda resonaban suavemente contra los suelos de piedra pulida mientras regresaba a sus aposentos, con la mente hirviendo de frustración.
Draven la había despedido.
Otra vez.
Había esperado resistencia—Draven nunca entretenía charlas ociosas—pero la manera en que había terminado su conversación tan sin esfuerzo le dejó un sabor amargo en la boca.
Ella quería respuestas, claridad, cualquier cosa para entender por qué él había elegido a esa mujer y qué planeaba hacer con ella. En cambio, había sido apartada como una ocurrencia tardía.
Inhaló profundamente por la nariz, obligándose a mantener la compostura.
Últimamente, sentía que siempre estaba agarrando sombras cuando se trataba de Draven. Se estaba volviendo más difícil de predecir, y ella detestaba no conocer sus planes.
Había pasado años a su lado, ayudándolo, apoyándolo, creyendo en su visión. ¿Y ahora, él le estaba ocultando secretos?