La Semilla de la Discordia

(Punto de vista en tercera persona).

Meredith regresó a su habitación con pasos lentos, su postura encorvada bajo un peso invisible. Sus ojos parecían cansados, sus movimientos distraídos.

Sin decir palabra, se sentó al borde de la cama, una mano alcanzando a presionar sus dedos contra su frente. Un pequeño suspiro escapó de sus labios.

No le molestaba la audacia de Xamira en la mesa. Naturalmente, estaba sorprendida, pero no ofendida. No sabía que los niños podían ser tan curiosos y atrevidos.

Aun así, su cuerpo cargaba con la fatiga del largo día como un manto demasiado pesado para quitarse. Y lo hizo obvio para sus doncellas.

—Estoy cansada. Quiero dormir —murmuró sin levantar la mirada.

Kira, siempre atenta, dio un paso adelante.

—Debería cambiarse el vestido primero, mi señora.