Un Salvavidas Inesperado

El punto de vista de Hazel

Me senté en la mesa de la cocina de Clara Dalton, mirando fijamente mi té como si las respuestas a los problemas de mi vida pudieran aparecer de repente en sus profundidades ámbar. La casa estaba en silencio excepto por el sonido ocasional de Leo jugando con bloques en la sala de estar contigua.

—Apenas has tocado tu sándwich, querida —Clara puso una mano gentil sobre mi hombro.

Forcé una sonrisa. —Lo siento. No tengo mucha hambre.

—Comprensible —Clara se sentó a mi lado—. A diferencia de su hija Chloe, que era todo fuego y palabras rápidas, Clara era aguas tranquilas—estable, nutricia.

—Me siento tan... estúpida —la admisión me quemó la garganta—. Debería haber sabido que no podía confiar en él.

—Eres muchas cosas, Hazel Vance, pero estúpida no es una de ellas.

El timbre sonó, interrumpiendo nuestra conversación. Clara respondió mientras yo permanecía desplomada en la mesa.