Capítulo 42 - Manipulación magistral
Punto de vista de Adrian
Me acomodé contra el cabecero y encendí un fósforo, observando la danza de la llama antes de prender mi cigarrillo. El humo se elevaba en espirales mientras me giraba para estudiar a la mujer desnuda tendida a mi lado sobre las sábanas de seda.
—Actuación sobresaliente hoy, cariño. Un trabajo verdaderamente excepcional —alcancé mi teléfono para organizar el pago habitual—. Haré que te transfieran los fondos dentro de una hora. Cómprate algo brillante. —Una risa baja escapó de mis labios mientras pensaba en su ingenuo marido—. ¿Ese tonto ingenuo tuyo nunca se pregunta cómo te permites esos gustos tan caros con su patético salario?