Un Gran Gesto y un Encuentro Impactante

El punto de vista de Hazel

Me desplomé en mi sofá, emocionalmente agotada después de acostar a Leo. La semana pasada sin Liam había sido más difícil de lo que quería admitir. Cada noche, los recuerdos de su rostro me atormentaban - el dolor en sus ojos cuando me alejé, la desesperación en su voz cuando gritó mi nombre.

Leo se movió en sueños, interrumpiendo mis pensamientos. Me dirigí a su habitación y observé su rostro tranquilo. Su pequeño pecho subía y bajaba rítmicamente, su diminuta mano aferrando su dinosaurio de peluche favorito. En momentos como estos, todo lo demás se desvanecía.

—Te amo más que a nada, pequeño hombrecito —susurré, apartando un rizo oscuro de su frente.

El timbre sonó, sobresaltándome. ¿Quién estaría visitándome a las 7:30 de la mañana?

Un repartidor estaba en mi puerta sosteniendo lo que solo podría describirse como una pared de flores - un arreglo masivo de vibrantes tulipanes rojos que casi lo ocultaban de la vista.