Cortando Lazos y una Convocatoria Silenciosa

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Me aparté del alcance de Ivy y aceleré mi paso hacia la puerta de la oficina. Lo último que necesitaba era un altercado físico en un edificio gubernamental. Detrás de mí, el drama continuaba desarrollándose.

—¡Ivy, detente! —la voz de Alistair era cortante por la vergüenza—. Este es un lugar público.

—¡No me digas que me detenga! —la voz estridente de Ivy resonó por el pasillo—. ¡Ella te está robando de mí! ¡Otra vez!

Seguí caminando, negándome a mirar atrás. Solo unos pasos más hasta la puerta de la oficina. Mis dedos acababan de tocar el pomo cuando la voz de Ivy se elevó hasta casi un grito.

—¡Mírame cuando te estoy hablando, Hazel!

Todo el centro gubernamental quedó en silencio. Todas las cabezas se giraron en nuestra dirección.

Mis hombros se tensaron, pero no me di la vuelta. Esto era exactamente lo que Ivy quería: atención, drama, una escena con ella como la víctima trágica. Empujé la puerta para abrirla.