El Chico Que Ella Salvó

El punto de vista de Hazel

La habitación se sentía más pequeña con solo nosotros dos en ella. Sebastián estaba de pie junto a la puerta cerrada, su alta figura haciendo que la lujosa sala de estar pareciera inadecuada. La suave iluminación captaba los ángulos de su rostro, resaltando unos pómulos que podrían cortar vidrio.

—Creo que tienes preguntas para mí —repitió cuando no hablé.

Reuní mis pensamientos, tratando de calmar mi acelerado corazón. —¿Preferirías tener esta conversación aquí o en un lugar más privado?

Un atisbo de sorpresa cruzó su rostro. —Hay un balcón en el ala este. No muchos invitados se aventuran allí.

—Guía el camino —dije.