## POV de Hazel
—Fue una comida excelente —dijo Quentin mientras terminábamos lo último de nuestra cena de hot pot—. Gracias por acompañarme.
—La comida fue impresionante —estuve de acuerdo, dejando mis palillos—. Buena recomendación.
La nieve había comenzado a caer fuera de las ventanas del restaurante, pintando la ciudad con un suave manto blanco. El cálido resplandor del restaurante contrastaba con la escena invernal más allá del cristal. Se sentía acogedor, casi íntimo.
—Probablemente deberíamos irnos antes de que las carreteras empeoren —sugirió Quentin, mirando la nevada que se intensificaba.
Asentí, alcanzando mi bolso. —Déjame encargarme de la cuenta.
—Absolutamente no —protestó Quentin—. Al menos déjame dividirla.
Antes de que cualquiera de nosotros pudiera llamar a nuestro camarero, una voz familiar interrumpió nuestro debate.
—Vaya, ¿no es esta una agradable sorpresa?