Una Explicación Incómoda

—Sebastián —repetí, mi voz de repente pequeña en el espacio confinado de mi coche—. ¿Sigues ahí?

—Estoy aquí —respondió, con un tono indescifrable—. ¿Cenaste con tu nuevo gerente general?

La nieve continuaba acumulándose en mi parabrisas, creando un capullo blanco a mi alrededor. La calefacción zumbaba suavemente, luchando contra el frío que no tenía nada que ver con el clima.

—Sí, pero fue puramente profesional —me apresuré a explicar—. Pasamos todo el fin de semana trabajando en estrategias para Evening Gala, y la cena fue solo una continuación de nuestra reunión.

—Ya veo. —Su voz permaneció neutral—. ¿Y Elliot te vio?

Me moví incómodamente en mi asiento.

—Apareció de la nada en el restaurante. Se aseguró de presentarse a Quentin.

—Eso suena a Elliot —dijo Sebastián con un toque de diversión—. Siempre metiendo la nariz donde no le corresponde.

—Eso no es todo —continué, mis palabras saliendo más rápido ahora—. Pagó nuestra cena antes de irse. Sin preguntar.