El Reclamo de un Pretendiente y la Sospecha de una Amiga

## El punto de vista de Hazel

—Espera —la voz de Sebastián me detuvo justo cuando estaba a punto de terminar nuestra llamada.

—¿Sí? —Mis dedos se tensaron alrededor del teléfono.

—Hazel. —Su tono bajó, íntimo de una manera que hizo que mi piel hormigueara—. Cuando hablas de otros hombres con tanta admiración, me pone celoso.

Se me cortó la respiración. —Sebastián, yo...

—No me gusta —continuó, cortando mi protesta con suave firmeza—. He dejado claras mis intenciones. Fui el primero en reclamar lo que es mío.

El calor subió a mi rostro. —¿Lo tuyo?

—Sí. —Sin vacilación, sin disculpa en su voz—. Expresé mis sentimientos primero. Es justo que me des prioridad.

—Así no es como...

—Exactamente así es como funciona. —Sus palabras eran acero envuelto en terciopelo—. Me debes al menos esa consideración.

Antes de que pudiera responder, añadió:

—No soy un hombre paciente, Hazel. No cuando se trata de ti. Recuérdalo.