## El punto de vista de Hazel
—Esperaré —dijo Sebastián, su voz profunda con emoción—. Pero esperar no significa que no te recordaré lo que estás esperando.
Sus palabras quedaron suspendidas entre nosotros en el coche, cargadas de promesa. Tragué saliva con dificultad, luchando por mantener la compostura.
—Necesito tiempo —susurré.
Los dedos de Sebastián finalmente cerraron la distancia entre nosotros, su tacto cálido contra mi piel. —Tiempo tendrás. Pero debes saber esto, Hazel Shaw —no soy un hombre paciente por naturaleza. Por ti, estoy haciendo una excepción.
El viaje de regreso a mi apartamento transcurrió en un cómodo silencio. Cuando llegamos, me acompañó hasta la puerta, manteniendo una distancia respetuosa que de alguna manera se sentía más íntima que un contacto físico.
—Buenas noches, Hazel —dijo, sin apartar sus ojos de los míos.
—Buenas noches, Sebastián.