## El punto de vista de Hazel
Mi corazón se congeló mientras miraba el mensaje de Sebastián. De repente, la habitación se sentía demasiado caliente, demasiado pequeña. Tragué saliva con dificultad, con la garganta seca.
*Puedo caminar los 100 pasos, siempre y cuando tú no retrocedas.*
¿Qué había hecho? En un momento de debilidad, alimentado por el vino y la soledad, había expuesto mis sentimientos al hombre más poderoso que conocía.
Mi teléfono sonó. El nombre de Sebastián apareció en la pantalla. Lo vi sonar una, dos, tres veces antes de rechazar la llamada. No podía hablar con él ahora. No cuando mis emociones estaban tan crudas, tan expuestas.
Mi teléfono sonó inmediatamente con un mensaje.
*¿Escondiéndote ahora? Pensé que estabas dando un paso adelante, no huyendo.*
Gemí y enterré mi cara en un cojín. Otro mensaje siguió.
*Contesta tu teléfono, Hazel, o iré a buscarte. Sabes que puedo hacerlo.*