Después de unos cuarenta y cinco segundos en los que Leo no movió ni un músculo, la emoción de la multitud comenzó a disminuir.
Lo que comenzó como murmullos de confusión rápidamente se convirtió en abucheos y burlas, mientras los espectadores impacientes se inquietaban por la falta de acción.
—¡Peleen ya!
—¡Deja de quedarte parado y haz algo!
—¿Qué es esto, un concurso de miradas?!
El ruido aumentó, pero Leo permaneció impasible.
Sus instintos le decían que lanzarse contra su oponente no era una opción inteligente en esta pelea, y por lo tanto, a pesar de la presión de la multitud, se mantuvo firme y no movió ni un músculo.
—¡Buuu! Fragmento del Cielo, eres un cobarde, Buuu
—¡Vamos Khyaal, solo es un niño! ¿A qué le tienes tanto miedo?
—¡Khyaal, ataca maldita sea! ¡El chico literalmente pesa la mitad que tú!
El público continuó molestando, mientras Leo podía ver cómo Khyaal se veía perturbado por ello.