(POV de Leo)
A diferencia de los espectadores neutrales en la arena, que veían la pelea de Su Yang y Minerva como mero entretenimiento, Leo la observaba a través de una perspectiva completamente diferente.
Él no era solo un observador.
Era el siguiente luchador.
Y lo que acababa de presenciar lo desconcertaba hasta la médula.
Desde el momento en que Minerva disparó su primera flecha hasta el instante en que Su Yang destrozó su Muro de Hielo, apenas había pasado medio segundo.
Medio segundo.
Y sin embargo, en esa ventana infinitesimal de tiempo, ella ya se había movido casi veinte metros desde su posición original.
Leo no había visto cómo lo hizo.
Todo lo que había percibido era un borrón.
Un destello de movimiento—tan rápido, tan fluido—que desafiaba la lógica.
¿Era una habilidad de movimiento? ¿Una técnica de pisada de alto nivel? ¿O era simplemente su velocidad natural?
No tenía respuesta.
Pero lo que sí sabía—era que resultaba aterrador.