Sacrificio

(Arena del Dios del Cielo – Combate Final 6, Ramos contra Enzo)

Finalmente, Enzo tuvo que regresar a su posición inicial, y el árbitro —después de una última mirada exasperada— levantó la mano y dio inicio al combate, mientras Ramos no perdió ni un segundo, lanzándose hacia adelante con toda la autoridad de un Gran Maestro que no tenía intención alguna de prolongar las cosas.

Avanzó bajo, rápido y compacto —con las hojas empuñadas en agarre invertido, sus pasos fluidos a pesar de sus heridas anteriores— acortando la distancia como una pantera que se abalanza sobre un ciervo cojeando.

Pero antes de que Ramos pudiera siquiera atacar

Enzo se giró.

Y huyó.

No con un movimiento engañoso. No con una finta. No con ningún tipo de floritura dramática.

Solo una retirada cruda y sin vergüenza.