Caminabamos por un sendero de tierra, con césped y muchas flores amarillas al rededor, hasta llegar a unas gigantescas puertas rojas abiertas, con marco metálico, encima de la puerta un gran cartel café, que tenía unas grandes letras rojas que decía: "Bienvenidos a la Ciudadela de Scar".
A las puertas de la Ciudadela se podía ver a simple vista como varias personas con diferentes equipajes salían y entraban de la Ciudadela, cada una de un lado diferente de la puerta abierta.
Nos metimos a la cola y esperamos nuestro turno de identificarnos.
Al llegar a la parte del peaje un Señor con con un sombrero de copa azul oscuro y un traje de color azul marino y botones amarillos nos dijo:
- 1 moneda de cobre -
Al escucharlo mis amigos y yo sacamos cada uno, una moneda de cobre que tenía impregnada en ella, a un señor con cabello largo, que lo tenía para atrás ya que le llegaba hasta los hombros, en ese mismo cabello también posaba una gran corona.
- El Rey Devos - pensé.
Gire la moneda donde se podría apreciar un gran "1" en ella.
Terminado de mirar la moneda estire mi mano para finalmente dársela al Guardia de la Ciudadela.El Guardia acepto la moneda y dio visto bueno para poder entrar, entramos sin dudarlo.
Mientras caminamos por las grandes calles de la Ciudadela, pude observar las diferentes casas que habían en la Ciudadela como: de ladrillo, roca, algunos edificios (no tan grandes) y uno que otra moderna bien decorada.
También diferentes tiendas con carteles como: comida, armas/armaduras, pociones, librerías, ropa, entre otras, que veía al pasar por la calle llena de personas.
En la calle aparte de gente se podía observar carruajes, algunos simples y otros más prestigiosos, uno de ellos era tirado por una especie de lagartijas que llevan una peculiar armadura pero de escamas.
- Me preguntó cómo las harán - pensé.
Tras caminar unos largos minutos ví como en algunos postes, se encontraban pegados carteles de "Se busca, niño desaparecido" era algo que últimamente se encuentra en la ciudadela.
- Ojalá que los encuentren pronto - dije apenado.
**********
Al rato Alice dice:
-Llegamos... Neil, Edgar, prepárensen será un día duro -
- No digas eso Alice de solo pensarlo me hace doler la cabeza - dijo Edgar poniendo sus manos en la cabeza
Al escucharlo le digo
- Bueno mejor empezar ahora que nunca,comencemos -
Entramos a una Panadería, nos dirigimos al mostrador, Alice comenzó hablar de manera enérgica a todos dentro de la Panadería
- Hola Jenny cómo estas? -
- hoooola Esteban, espero disfrutes esa Baguette -
- Chao, cuidate Evelin -
Llegamos al mostrador y vimos a una chica grande, corpulenta, de pelo negro y ojos pequeños de color marrones, con una ropa de reposteria y un delantal negro.
- Bueno, es su turno eh! - dije la chica grande.
- Si ya nos toca Rena - dijo Alice.
- Aunque, un poco tarde si que llegaron, me tocó hacer unas horas extras - dijo Rena cruzando los brazos y un poco molesta.
- Lo sentimos señora Rena no volverá a pasar - dijo Alice mientras bajaba la cabeza.
- Sube esa cabecita pequeña Alice y que te dije de llamarme Señora - descruzo sus brazos y suspiro.
- Bueno... ya me voy - dijo Rena mientras se quitaba el delantal negro
- Cuidense chicos y no cierren tan tarde -
Los 3 asentimos y contestamos:
- Cuidese usted también Señora Rena -
Me dirigí al perchero y cogí mi delantal blanco, ví a Alice coger una caja y ponerla al mostrador (dónde se encontraba Rena) para pararse en ella ya que era muy pequeña para ver los clientes.
Seguí mi camino y me dirigí a la bóveda para conseguir sacos de harina y hacer mi trabajo, me tope con Edgar.
- ¿Te ayudo Neil? -
- Si gracias amigo - le respondí.
Comenzamos los dos a cargar los sacos de harina necesarios, para hacer el pan suficiente para el siguiente día.
Al comezar hacer el pan me vino un recuerdo de la Señora Rena y se la comencé a contar a Edgar.
- Sabes Edgar la Señora Rena siempre me decia que soy talentoso ya que dice que aprendo rápido, demasiado rapido, pero simplemente imitaba sus movimientos - me rei un poco.
Edgar me miró por unos segundos.
- Continúa... - dijo mientras escuchaba atentamente.
- Ella una vez me dijo: "Que fui bendecido por los dioses en mis santos ojos" - le dije tratando de imitar los movimientos y la voz de la Señora Rena.
Edgar se rió levemente y yo continúe...
- Aveces le creo, pero aveces no, ya que yo no creo en ningún dios, así que si no fue un dios quien me dió este don... ¿Quien podría aver sido?
- Para mi simplemente tuviste suerte de tener ese "Don" por tu genética o algo asi - respondió Edgar.
- ¿Genética...? -
- Si... O eso creo?... No lo sé, simplemente escuché a unos señores hablar de eso, ya que la genética que tienen tus padres la tendrá uno mismo -
- Padres... - dije levemente.
Luego nos pusimos hablar un rato más mientras seguimos haciendo pan, cocinandolo o sirviendolo.
Sin darme cuenta la noche llegó, fui a la sección de Alice.
-¿Cuánto vendimos Alice? -
- Mucho por suerte Neil, gracias por trabajar tan duro chicos - me respondió.
- No fue nada, no lo habría hecho sin mi gran amigo Edgar - dije orgulloso y mostrando el pecho.
Al momento salió Edgar y dijo:
-Si, hoy fue un día duro pero veo que todo resultó bien, por fin podremos ir a casa - dijo bostezando pero antes de que saliera todo su aliento puso su mano para contenerlo.
- No todavía Edgar, ya sabes a quien tenemos que esperar a esta hora - le dije.
Cómo si fuera un ritual de invocación vino aquel al que esperábamos.
Unos pasos se escucharon a la entrada de la Panadería y se podía ver a un hombre entrar.
El hombre era alto y a simple vista delgado, con una cara larga, un lunar en la mejilla derecha y con una sonrisa siempre en su rostro, cabello corto azul y un traje celeste con rayas blancas en vertical, zapatos elegantes de color café y siempre llevaba ese bastón con él, un bastón de mango amarillo brillante, casi parecido al oro y con un cuerpo negro.
- ooohyohyo veo que hoy también les fue bien queridos - dijo sonriendo.
- Si señor Grin vendimos muy bien hoy también, podría darnos nuestra parte por favor - dijo Alice con una mirada de desprecio.
Lo mire unos segundos tanteando su aspecto.
- Se ve como siempre - pensé
El señor Grin se dirigió al mostrador y contando cuidadosamente todo el dinero llamo a Alice
- ooooh Alice, querida, ven aquí por favor, si?-
- Okey... Ya voy señor Grin - respondio Alice al momento.
Mientras que Edgar y yo esperamos en los asientos donde comían los clientes.
- ¿Crees que está vez nos dará un poco más? - me preguntó Edgar.
- No lo creo... Conociendolo, incluso nos da menos, con suerte nos da lo de siempre - le respondí.
Al fondo se escuchaba al señor Grin decir:
- Bueno, por su gran esfuerzo esto se ganaron ooohyohyo - dijo casi como una burla.
Alice al ver lo que le dió el Señor Grin puso una mirada triste
- Muchas gracias señor Grin, un placer trabajar con usted - dijo Alice mientras bajaba la cabeza y apretaba el puño.
Edgar y yo lo notamos enseguida.
- Neil hay que ayudarla - dijo Edgar parándose de la mesa.
Al escucharlo asentí y los dos nos acercamos donde estaban hablando el señor Grin y Alice. Agarré la mano de Alice y sin despedirme del Señor Grin la saco del mostrador, mientras que Edgar con un tono de voz frío y serio dijo:
- Gracias Señor Grin, por todo, ya nos vamos -
Ví atrás mío como se acercaba poco a poco Edgar hacia nosotros.
- Okey queridos regresen mañana, cuidense si? - dijo el Señor Grin moviendo su mano de un lado a otro para despedirse.
Tras escuchar las palabras del Señor Grin, salimos de la tienda, pero sentí una mirada detrás nuestra, me gire un poco y de reojo mire al Señor Grin hacer una sonrisa que le llega de oreja a oreja, él me vio verlo y borro esa sonrisa enseguida, por primera vez lo ví sin una sonrisa en el rostro y lo único que ví fue una cara sin expresión mirándome a los ojos, más que los ojos sentí que me miraban al alma, esos ojos turquesa que miraban al vacío mismo, gire mi cabeza de nuevo y los tres seguimos nuestra dirección.
Al salir caminamos rápidamente pero paramos un momento.
- ¿Estás bien Alice? - pregunto Edgar mirandola preocupado.
- Cuando Edgar y yo te mirabamos así no pudimos soportarlo y nos metimos, lo sentimos Alice - le dije a Alice.
- No pasa nada chicos, por eso confío en ustedes más que en nada, se que si en algún momento estoy en problemas ustedes me ayudarían - dijo Alice con una sonrisa. pero por alguna razón sentía que era un sonrisa falsa detrás de una fuerte tristeza
- No pasa nada Alice, para eso estamos no, Neil? - dijo Edgar mientras se rascaba la cabeza con la mano izquierda y con la otra puso su brazo alrededor de mi cuello.
- ¡Si! Siempre te apoyaremos Alice - dije con una sonrisa.
- Bueno... ¿Cuánto nos dió está vez? - pregunto Edgar
- 6 monedas de cobre - respondió Alice con un tono triste
- Bueno, aunque sea nos dió algo ese avaricioso viejo lame botas - dije al momento. -
- Regresemos a casa... - dijo Alice con su tono todavía apagado, Edgar y yo asentimos.
Nos dirigimos a casa pero por alguna razón no pude evitar pensar en ese cruce de miradas con el señor Grin y de porque tengo de nuevo la sensación de que nos observanban a lo lejos otra vez, pero no le tome importancia y seguimos nuestro camino por la Ciudadela oscura y vacía...