Capítulo 3: El secreto de ella

Es una noche tranquila y serena como cualquier otra Edgar, Alice y yo caminamos de regreso a casa por un sendero solitario aparte de nosotros 3.

Este sendero siempre lo diferenció por un parque exótico muy popular por la ciudadela - muy peligroso - pensé.

Ví por la poca luz de la noche, casitas que le hicieron los ciudadanos a los gatos y perros en la vereda, para que no duerman en la calle - que buena gente - pensé mientras me ponía una mano en la barbilla.

Sentí como una brisa fría pasaba por mi cara mientras que la luna me iluminaba con su luz.

- esto se siente incómodo - pensé, porque el lugar que siempre pasábamos por años, dónde pasan personas frecuentemente, justo ahora parecía un lugar desconocido el cual caminan 3 niños desprotegidos.

- ¿Hace mucho frío? Jaja - digo para romper la atención.

- la verdad es que si, hace un fresquito más de lo normal - me responde Edgar mientras cruza los brazos para abrigarse.

- bueno, entonces apresuren el paso si ya quieren llegar - respondió Alice. Edgar y yo hacemos caso y nos apuramos.

Entramos en un callejón con la paredes mohosas y desgastadas, frente de nosotros había una cerca rota el cual cruzamos con dificultad.

Al otro lado de la cerca se ve un Edificio en ruinas de 5 pisos lleno de césped alrededor con árboles a lo lejos que se iluminan, gracias a la tenue luz de la luna llena.

- bueno llegamos - dijo Alice mientras

estiraba los brazos.

Al llegar a la puerta del edificio se escucha una voz decir.

- contraseña - dice alguien detrás de la puerta.

- vamos Abby, si no abres no te daré tus galletas favoritas - dice Alice de manera graciosa.

- ¡GALLETAAS SII! - dice Abby mientras abre la puerta.

Gracias a la luz de la luna que las recorría como una manta, pude ver a Abby comer una de las galletas que le dió Alice, una niña pequeña, cara pequeña refinada, un poco pálida, cabello negro con una mechón rosa con una coleta, ojos de color azul oscuro, delgada a simple vista, vestía un vestido rosado como su mechón que le llega un poco más bajo de las rodillas.

- ¿No hay más galletas? - dijo Abby juntando las manos.

- no, todavía tenemos que darle a los demás Abby - dijo Alice negando con la cabeza.

- ok, entremos para que les des a los demás - dijo Abby mientras su boca formaba un puchero y bajaba la cabeza.

- si sobra te daré lo que queda si? - dice Alice con una sonrisa.

- okey está bien Alice :D - responde Abby con una sonrisa alegre.

Entramos al edificio a simple vista en ruinas aunque dentro estaba más arreglado de lo que parece, se podía ver en la primera planta un poco ordenada pero con pequeños escombros alrededor y una que otra viga faltante.

- no hay mucho que ver - pensé.

Subimos a la segunda planta que se veían camas pequeñas, puestas en cada una de las 4 paredes para ser más precisos 7 camas.

Al entrar 3 niños nos rodean a mis amigos y a mi en un abrazo fuerte.

- pensé que no vendrían - dijo uno de los niños triste y bajando la mirada.

- hoy se tardaron más que las otras veces - dice otro de los niños con un puchero en la boca.

- Había mucho tráfico, no se preocupen niños - dice Alice con una sonrisa gentil mientras los rodea en sus brazos.

- ¿Qué es tráfico? - dice uno de los niños, Alice pone los ojos en blanco al escucharlo, acto seguido le explica lo que es tráfico mientras movía los brazos para todos lados, me reí silenciosamente al verla explicarle a los 3 niños.

Los observé y pude diferenciar a cada uno de los 3 gemelos.

Matheo el más pequeño entre los 3, viste un camisón blanco grande que no se le podía ver ni las manos ni los pies, solo su cara morena con su cabello corto verde y ojos azules.

A su izquierda se encontraba Theo el segundo más pequeño de los 3 trillizos, cómo su hermano tiene puesto un camisón celeste y solo se le veía su cara como Matheo, es morenito con un cabello negro un tanto ondulado y ojos de color verde.

A la izquierda de Theo se encuentra Linda, la mayor entre los 3 hermanos ella, como sus hermanos tenía un camisón turquesa pero a diferencia de sus hermanos si le quedaba el camisón o bueno las manos, ella era morena tiene un cabello hasta las orejas de color verde y ojos grande verdes.

Tras explicarle Alice a los 3 niños, Edgar dice - bueno chicos ¿Subimos? -.

Alice y yo asentimos y nos dirigimos a la tercera planta, dónde se observa un pequeño modular, cajas de cartón donde en algunas había ropa, mantas o en otras, pequeños gramos de comida, al fondo de la habitación se observa una cama donde descansa una señora de varias años de edad, (yo le tiraba unos 72 años).

Los 3 nos acercamos lentamente a la cama para no hacer tanto ruido.

- Señora Rosario ya llegamos - dice Alice suavemente.

Yo la observe, pude ver una cara arrugada cansada y que respiraba con dificultad. A su vez su cuerpo está cubierto con 2 tipos de mantas diferentes ya que la señora mayor temblaba en momentos repentinos.

Edgar se acercó un poco más - abuela vamos levántate, ya hemos llegado - dijo preocupado.

Cómo si fuera suerte o por causas del destino la señora mayor se despertó, abriendo los ojos con dificultad nos mira y con palabras casi ahogadas por la tos dijo - mis niños, por fin llegaron ¿Cómo les fue? - tosió la señora mayor.

- nos fue muy bien, no se preocupe Señora Rosario ya mismo le encontraremos la medicina - dijo Alice mientras coge la mano de la señora mayor y la pone en su mejilla.

- oh mi niña, no te preocupes por un cuerpo tan inútil como el mío, en cambio con ese dinero que se ganaron, compren cosas necesarias para los niños y ustedes - dice la señora jadeando.

Al momento yo respondo con una sonrisa reconfortante - no abuela, le compraremos la médica y punto, no se preocupe por nosotros estamos bien - la señora mayor al escucharlo sonríe gustosamente y se vuelve a dormir.

- uff se volvió a dormir - dijo Alice dejando la mano de la Señora y poniendo la en su lugar.

- si, será mejor comer y descansar ya que mañana será otro día largo - dice Edgar.

- si, mejor bajemos - digo bostezando y poniendo una mano en mi boca.

Al bajar, todos de la segunda planta comimos y nos acostamos a dormir, al cabo de unas horas todos estaban dormidos menos yo, ya que seguía pensando en los acontecimientos que ocurrieron al llegar aquí.

Me giró de lado y me preparo para dormir, de repente escucho como se abre la puerta donde estamos y como si fuera un disparo de un hechizo me pone alerta. Levantó un poco la cabeza y veo a Alice con una bolsa de tela colgando de su cuello, mirando para todos lados y ver si nadie se despertó y pasó por la puerta.

Al verla se me hace raro y me dirijo hacia la cama de Edgar - Edgaaar - le digo susurrando.

- era Alice verdad? - dijo susurrando

- estás despierto? - digo mirándolo más de cerca

- obvio con ese ruido pondría alerta a cualquiera - dijo mientras se levantaba de la cama y alza su cama, cogiendo una Daga desgastada.

- ¡¿y eso Edgar?! - dijo sorprendido al ver a mi amigo tener esa arma.

- me la encontré en un callejón de una pelea que tuvieron 2 borrachos, nunca se sabe cuándo la necesitas - dijo poniéndose sus zapatos.

- hay que apresurarnos y hablar con alice, es extraño que salga a esta hora y que no nos diga nada - digo, mientras me ponía mis zapatos.

- si, hay que apresurarnos neil, vamos - ambos nos dirigimos a la primera planta.

La seguimos un buen rato Edgar y yo y la vimos pasar por todos los sitios que ví al llegar al edificio.

- la cerca, las casas de los gatos y perros y, el parque de los animales exóticos ¿Adónde te diriges Alice? - pensé.

Al rato ví a Alice parar en la panadería del Señor Grim, se quedó parada por unos minutos pero sin darme cuenta a su lado se ve un hombre alto con una capucha negra y a simple vista delgado.

- ¿Qué está pasando aquí? - digo susurrando mientras Edgar y yo observamos a una distancia que ellos no puedan vernos.

- en qué te estás metiendo Alice - pensé.

Se ven que están hablando por la forma en que se mueven sus bocas, aunque por la distancia no se escucha lo que dicen, de repente dejaron de hablar y solo se miraron.

Al momento el hombre encapuchado coge abruptamente la mano de Alice, Alice forcejea con el encapuchado.

- hay que detenerlo - digo mientras me dirijo hacia ellos, Edgar me detiene.

- si nos acercamos ahora no haremos nada y perderemos el factor sorpresa, sigamos viendo por el momento Neil tranquilízate - dijo mientras me contenía.

Muerdo mi labia inferior - mierda está bien - y regreso a mi posición.

Alice y el encapuchado seguían forcejeando, con su otra mano libre, el encapuchado le da un golpe en la cabeza dejándola desmayada.

No soporte - ¡ALICEEEEEE! - Edgar trató de detenerme, pero no pudo.

El encapuchado mira hacia nuestra dirección y se va corriendo con mi amiga.

Nada más mirarlos Edgar y yo corrimos lo más rápido que pudimos y llegamos hacia una esquina de la ciudadela cerca del bosque, pero los perdimos.

Al verlos desaparecer en el bosque Edgar trata de subir a una casa y ver si puede verlos desde lo alto

- Quédate aquí Neil no te muevas - mientras se aleja de mí.

Enseguida mi mente se inundó de pensamientos, mientras me envolvía en una burbuja de desesperación e irá.

- ¿Qué hacía ahí? -

-¿Por qué estaba ahí, con él? No tiene sentido -

-¿Quién era ese hombre encapuchado?-

-¿De dónde se conocían?-

- mierda, mierda, mierda, dónde están, debes encontrarlos-

Poco a poco sentí como se me abrumaba la cabeza y se me hundía el pecho.

Cómo si mi voz fuera un estallido grite - MIERDA, VAMOS NEIL ENCUENTRALOS - me levanto rápidamente.

Y se escuchó un sonido, casi inexistente, un gemido ahogado, apagado, pero lo suficientemente fuerte para escucharlo que venía del bosque.

Edgar regreso a mi - lo escuchaste Neil? -

- ¡SI, VAMOS EDGAR! - digo decidido.

- Te salvaré Alice cueste lo que me cueste - pensé y con mi amigo nos dirigimos al misterioso bosque en busca de mi amiga...