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El Eco Bajo Tierra

¿Cuánto tiempo había pasado desde que cayó inconsciente? Tal vez fueron un par de minutos, tal vez un par de horas. Se hubiese quedado ahí de no ser por una voz menos reconfortante de lo que le hubiera gustado.

"¡Soldado! ¡Levántate!" Le gritó una voz masculina y llena de autoridad.

Su cuerpo, que normalmente se habría movido por instinto al escuchar eso, esta vez se quedó quieto. Aun así, logró abrir los ojos, lo cual no era un gran consuelo cuando lo único que podía ver era un campo de batalla lodoso, un cielo gris y los cuerpos de su pelotón.

"¡Ey! ¿¡Me escuchas!?" Oh, podía escucharlo. El problema era que no podía moverse. Su cuerpo, si bien estaba herido, tenía la capacidad de moverse, pero no importaba que tanto lo intentase su cuerpo no respondía. ¿Era acaso por los cuerpos frente a él? Pero no se siente tan mal como para no moverse. Aunque, pensándolo mejor, ellos eran su pelotón, aquellas personas con las cuales se vinculó durante la mayoría de su tiempo en la milicia...

Está bien, puede que entienda la razón por la que su cuerpo no se movía o porque estaba lentamente desarrollando un ataque de pánico. Su corazón parecía un tambor de guerra en su pecho, su cuerpo empezó a temblar y sentía náuseas viendo los cuerpos de sus amigos frente a él. Respirar representaba una dificultad similar a cuando Marik lo golpeó en la boca del estómago, y ahora él se encontraba delante suyo en el piso.

Su cuerpo volvió a moverse, esta vez no por temblores, ni siquiera porque él pensase en moverse. El hombre que antes le gritó en la cara, empezó a arrastrarlo hacia lo que solo podía esperar que fuese un lugar seguro.

Podía escuchar al hombre gritarle a otra persona, pero no le pudo prestar atención. En cambio miro en la dirección opuesta de donde iban. Allí pudo ver a dos personas a la lejanía, paradas una frente a la otra.

Los reconocía, claro que lo hacía, ¿cómo podría no hacerlo? Ambos eran grandes potencias en bandos opuestos en esta guerra. Por un lado se encontraba el asesino de su pelotón, Garam Kith, con su cara monótona, su pelo rubio y su capa negra como la noche junto con su gambesón rojo oscuro, portador de una de las Autoridades de Suria, antiguo dios del sol. Las instrucciones que nos dieron fue alejarse de él y no acercarse a menos de 100 metros, ya que tiene la habilidad de poder ver absolutamente todo en un radio de 50 metros, que junto a su absurda velocidad era prácticamente la muerte personificada para el otro bando. Pensar que antes era parte de los nuestros.

Del otro lado se encontraba una mujer pelirroja de ojos color avellana, vestida con un uniforme militar que antes transmitía un aire de autoridad y elegancia, ahora manchado de lodo y sangre de aliados y enemigos. Su cara arrugada en una frustración que al mismo tiempo le generaba ira. Ella era Maistir Doiche, Bendita de Lugh, gracias a la cual conseguía una aptitud sobrenatural en la mayoría de cosas, y su salvadora. 

En la mano derecha tenía una hermosa lanza dorada, mientras que en su brazo izquierdo se encontraba un escudo que, de forma inexplicable dejaba su mano totalmente libre. Garam, por su lado, tenía una Claymore de aspecto rústicamente bello con inscripciones en la hoja imposibles de leer desde el lugar donde se encontraba.

Ambos aparentaban estar conversando, con Maistir gritandole a Garam con ira e inclusive con un poco de tristeza. Garam abrió la boca y habló con toda la convicción que podía mostrar su monótona cara. Al terminar de hablar, ambos levantaron sus bellas armas. Detrás de Garam se crearon docenas de construcciones hechas de luz, iluminando la tierra muerta que los rodeaba al mismo tiempo que el cielo gris empezaba a oscurecerse, temiendo por la vida de ambos.

Maistir, por su lado, hizo que decenas de copias de su lanza flotaran detrás suyo de la misma manera que Garam. Ambos se quedaron viendo hasta que...

"¡Cierren las jodidas puertas!" Gritó el hombre que lo arrastraba, haciendo que despertase lo suficiente como para ver a otro lado que no sea en campo de batalla. Se encontraba en lo que solo pudo suponer que era un búnker subterráneo, en el que dos hombres intentaban cerrar un par de puertas enormes de metal mientras él seguía siendo arrastrado.

En medio del tortuosamente lento proceso de cerrar las puertas, pudo ver a Garam y a Maistir haciendo su primer movimiento contra el otro.

Las construcciones de luz de Garam fueron las primeras en avanzar, siendo interceptadas por las lanzas de Maistir. En el momento en el que los primeros proyectiles chocaron, Garam salió disparado hacia Maistir. En respuesta, la bendecida por Lugh hizo símbolos con su mano izquierda mientras hacía un canto, causando que un sinfín de picas salgan del suelo apuntando a Garam. Este simplemente los esquivó con ligereza mientras seguía avanzando a la misma velocidad.

Las picas nunca dejaron de salir. Desde adelante, desde los lados, desde abajo o desde atrás. No hace ninguna diferencia para Garam, que podía verlo todo, así como también podía ver las trampas mágicas en el aire, invisibles para el ojo común, pero no para él.

Garam movió su Claymore de lado a lado, cortando limpiamente por las trampas sin hacer que se activen, algo que debería ser imposible. Pero tanto el arma como el usuario no eran normales.

Sabía que tanto la Claymore de Garam como la lanza y el escudo de Maistir eran artefactos. La diferencia era que mientras los de Maistir eran mantenidos en secreto, tanto su proveniente como sus efectos, la Claymore de Garam fue hecho público y mostrado con orgullo a propósito por parte de los rebeldes. Resulta que el supuesto propietario original de la Claymore fue William Wallace, un hombre que luchó por su libertad y por la de los suyos. Una forma de levantar la moral de los suyos al imponer la imagen de William Wallace en Garam con su espada, que tenía el efecto de ignorar, en este caso siendo usada para ignorar el efecto de las trampas activándose y poder desactivarlas de forma segura.

Si bien puede que las trampas no lo hayan detenido, Maistir no esperaba que lo hicieran. Lo único que necesitaba era un poco más de tiempo. En ese momento, mientras Garam estaba destruyendo de manera fluidamente hermosa las trampas, Maistir volvió a hacer símbolos con sus manos junto con un cántico, con el cual fue rodeada por un resplandor prismal, en lo que solo podía suponer que era una mejora física.

Cuando terminó con su mejora, Garam ya se había vuelto a precipitar a toda velocidad contra ella, por lo que ella devolvió los honores también precipitándose.

Pero, cuando estuvieron a punto de continuar el duelo en un combate cercano, las puertas del búnker se cerraron, justo a tiempo para protegerlos, ya que inmediatamente después todo el lugar retumbó.

***

"¡Hmph!" El hombre que lo arrastró hacia el búnker hizo un último esfuerzo, sentándolo en una caja contra la pared. Todavía le faltaba la respiración y sentía náuseas, pero recuperó suficiente control de sí mismo como para poder analizar con más profundidad donde estaba y, más importante, con quien estaba.

"¡Ey! ¿Me escuchas?" Era el mismo hombre al que le debía la vida, además de la señorita Maistir Doiche. Tenía el pelo castaño y unos ojos igual de marrones oscuros, era considerablemente más alto que él mismo, además de tener ligeramente más músculo, aunque era casi el doble de ancho que él.

"Qué... ¿Qué?" Ciertamente no la mejor impresión, pero todavía estaba intentando acostumbrarse a volver a tener el control de su cuerpo. Además, no hizo una mala explicación de qué era lo que sentía.

"Bueno. Parece que por lo menos responde." Habló una voz a su izquierda. Al girar lenta y torpemente la cabeza, vio que la persona que hablaba no era mucho mayor que él. De una complexión similar a la suya.

Ignorando su comentario, el hombre de antes intentó hablar, aunque se vio interrumpido por un temblor considerablemente mayor a la mayoría, tumbando a cualquiera que no hubiera estado firme o agarrado a algo.

Una vez pasado el temblor fuerte, el hombre robusto volvió a hablar "Nombre y rango." o, más bien, a exigir.

"Soy... Soy Duman Von Regen, señor. Soldado de infantería." Dijo el ahora identificado Duman sin pensar demasiado. Un gran error.

"¿¡Qué!? ¿¡Un Regen!?" Gritó una mujer que estaba tumbada cerca, siendo atendida por una herida de bala.

Duman pudo sentir cómo la mirada de todos se giraba hacia él con esperanza. ¿Qué esperaban? ¿Ni siquiera pudo procesar la muerte de sus amigos y ahora ellos esperan que de alguna forma milagrosa los ayude a escapar de esos dos monstruos afuera?

Por suerte el hombre frente a él no le importo nada de esto y siguió con las introducciones. "Francis Boldan, jefe de escuadra. Desde ahora en adelante, todos los que se encuentran en este búnker son parte de mi escuadra, incluido tú. ¿Entendido?"

"Ah, em... Si, señor" Mirando hacia lo que era su refugio y a su ahora pelotón, no pudo evitar desesperarse. Era un lugar sorprendentemente amplio si se tiene en cuenta como se ve desde afuera. Además de que parecía seguir bajando por una especie de ascensor de carga enorme. Sus compañeros, por otro lado, aparentaban haber pasado por cosas no mucho mejores de Duman. Algunos heridos, como la mujer herida que gritó el apellido de su familia. Algunos trastornados. Todos cansados. Sentimiento que Francis parecía entender.

"Aprovechen para descansar. En 30 minutos nos moveremos." Dijo con autoridad. Aunque algunos llegaron a dudar.

"¿Qué? ¿Movernos a donde exactamente? ¡Esos monstruos siguen ahí afuera! ¿Hace falta que te diga qué sucederá si salimos mientras ellos luchan? De hecho, es un milagro que este lugar no se haya derrumbado desde la primera colisión." Dijo el hombre encontrado a la izquierda de Duman.

"¡Hey! Ten cuidado con lo que dices, la mayor Doiche es uno de esos 'monstruos' a los que te refieres." Respondió Francis.

"¡Agh! Da igual. ¿Por qué se encuentran aquí en primer lugar? ¿No son, como... Demasiado importantes como para estar en este lugar?" Esta vez habló una mujer de pelo negro y salvaje, con la cabeza entre las rodillas.

Así, sus nuevos compañeros de pelotón siguieron discutiendo en el tiempo que se supone era para descansar. Duman, por su lado, simplemente pudo quedarse sentado mirando al suelo mientras intentaba procesar todo.

'¿Así es como acaba? En un momento estábamos haciendo reconocimiento y bromeando sobre que hacer una vez volvíamos. Y en el siguiente la cabeza de la mitad del pelotón rodó, mientras que la otra mitad fue masacrada con esas cosas de luz... Y, entre todos los posibles supervivientes, ¿por qué yo? Dann estaba esperando un bebe. A Alex lo esperaba su esposa en casa. A Jenifer la esperaban sus padres. Entonces, ¿por qué yo de todos ellos?... Yo... ¡Yo!...' Estaba volviendo a entrar en un ataque de pánico. Sabía que eso era lo que menos necesitaba este nuevo pelotón provisional, en el que la duda y la desconfianza florecía. Pero no podía evitarlo. Le sudaba todo el cuerpo, empezó a temblar, estaba teniendo pequeñas dificultades para respirar. Todo era demasiado.

"Hey. Tu... ¿de verdad eres un Regen?"Habló una pequeña voz tímida. Al girar su cabeza, vio que 5 personas lo rodeaban, siendo una de ellas la mujer herida de bala y al lado suyo un hombre que parecía retarla con la mirada por estar forzando tanto su cuerpo. Por otro lado, las otras tres personas eran dos chicos y una chica, no mayores de 19 años, mirándolo con ojos brillantes de esperanza.

"... ¿Qué?" Respondió Duman, sorprendido por la repentina interrupción de sus pensamientos. Aunque no se quejara, después de todo, si bien no eliminaron los efectos del ataque de pánico, si los atenuaron. Pero, antes de que los jovenes pudiecen volver a preguntar, la mujer de pelo corto color miel le pegó una palmada en la nuca a uno de los dos chicos, que era extremadamente palido, ademas de sus accesorios goticos sobre su uniforme militar, lo que Duman estaba seguro que era algun tipo de violación al codigo de vestimenta. Aunque eso le ayudaba a identificarlo como un Vampiro.

"Hey, mocoso, ¿acaso no sabes lo que son modales? Por favor, perdónalo. Yo, Melonie Rosenbauch, me presento frente a un Regen. ¡Agh!" Dijo, terminando con una reverencia que le hizo doler su herida de bala. A lo que el hombre a su lado se quejó.

"¡Uf! ¿Qué te dije? Tómalo con más paciencia. Ya me tomó suficiente esfuerzo cerrar la herida como para que vuelvas a abrirla..." Regaño a Melonie el hombre que estaba a su lado, momento en el que Melonie le dio un codazo mientras le señalaba con la mirada a Duman.

"¿Qué? Oh, cierto. Yo, Neil Hunt, me presento frente a un Regen." Dijo Neil, haciendo una leve reverencia, aunque en realidad estaba más preocupado por la herida de Melonie que por presentar respeto a Duman.

Los tres jóvenes que estaban al frente, queriendo hacer lo mismo que sus mayores, dieron un paso al frente.

"Yo, Louis Nilman, me presento delante de un Regen." Dijo con confianza el chico Vampiro, haciendo una elegante y fluida reverencia.

"En presencia de un Regen, yo, Anastir de Fenair, me presento." Dijo con elegancia el otro chico, que era un poco más alto que Louis y tenia las orejas alargadas, junto con su pelo de color claro que rozaba el blanco. Todo estos eran claros indicadores de que Anastir era un Elfo, aunque a diferencia de los Elfos, Anastir tenía el pelo insultantemente corto para un Elfo, que para un humano sería el equivalente de recién haber salido de la peluquería.

Aunque había algo raro en ambos, ya que cuando Anastir término de presentarse, le enseñó una sonrisa presumida a Louis. Algo que Duman realmente no entendía y tampoco tuvo tiempo de entender, ya que todavía faltaba una persona por introducirse.

"Buenos días. Yo, Olivia Quinn, me presento frente a un Regen." Dijo levemente nerviosa una chica humana, de pelo castaño claro que le llegaba a los hombros. Ella, por su parte, decidió usar la misma introducción que sus mayores, añadiendo un amable saludo que Duman agradeció.

Aún así, no pudo evitar recordar la razón por la cual se acercaron a él. Su apellido. Aunque había algo extraño. Es posible que los jóvenes no conocieran su nombre y si el apellido de su familia, pero ambos adultos seguramente conocían su historia personal. Resulta que fue una pequeña noticia bastante conocida en el reino humano durante unos meses hace ya unos diez años. Lo que trae la pregunta de ¿por qué ellos se acercaron a él? ¿Era para burlarse?

Al girarse para ver a los dos mayores, la mujer, Melonie, le dio una sonrisa de disculpa, mientras que Neil simplemente se quedó de brazos cruzados, luciendo levemente amargado.

Finalmente, después de unos largos segundos en silencio, y después de que Melonie le hiciera señas, Duman habló.

"Yo... Como Duman Von Regen y parte de la familia Regen, reconozco sus presencias." Dijo, haciendo todo lo posible para recordar las clases de etiqueta correspondientes para el nivel de su familia.

Los ojos de los tres jóvenes se iluminaron, asombrados y emocionados por la posibilidad de poder hablar con alguien tan 'importante'. Por su lado, Melonie dejó ver una sonrisa divertida, tanto por lo que Duman dijo como por la emoción de los jóvenes. Neil, mientras tanto, solo levantó una ceja.

Ambos claramente sabían sobre Duman junto con su pasado, pero todavía no se habían burlado de él. Entonces ¿qué querían de él?

"¡Ey!... ¡Ejem! Digo... Señor Duman ¿es cierto que en vuestra familia existe un particular de rango A?" Dijo el joven Elfo Anastir, de una manera incómodamente formal tomando en cuenta lo emocionado que estaba.

"Em... Bueno, si, hay unos cuantos. Aunque tal vez te quieras referir a mi abuelo, Hukdar Von Regen. Ha sido rango A desde que tengo memoria de hecho." Respondió Duman, levemente incómodo por la manera formal en la que hablaba Anastir. "Por cierto, no hace falta que sean tan formales." Terminó, intentando darles una sonrisa que, por su nerviosismo, estaba seguro que no era la sonrisa más amable ni bella.

Afortunadamente, los jóvenes estaban lo suficientemente emocionados como para no notarlo, saltando a la siguiente pregunta.

"¡Wow! ¿Enserio hay tantos? Hey ¿conoces a Elence?" Dijo Olivia, causando que los otros dos jóvenes la vieran con malos ojos.

"¡Olivia! No puedes hablar así frente a un Regen." Dijo Louis. "Por favor, perdónala, señor Duman."

"Hey, no hay nada que perdonar. Fui yo quien quería que dejasen las formalidades ¿recuerdan?" Respondió Duman, antes de volverse a la joven humana. "Y por cierto. Olivia ¿verdad? Claro que conozco a Elence, después de todo, es mi tio."

"¡Entonces! ¿Es cierto que cazó por sí solo a un Blasfemo de rango B siendo él un Bendito de rango B?" Intervino nuevamente Olivia, preguntando por una de las tantas historias de su familia.

"Claro. Recuerdo que incluso me regaló un arma creada de los restos del blasfemo para mi 15avo cumpleaños." Respondió nuevamente Duman, sonriendo al recordar historias de su infancia. Incluso hinchando levemente el pecho de orgullo por su familia, haciéndole olvidar su ataque de pánico o el hecho de que estaban en un campo de batalla con dos monstruos afuera. Hasta que la siguiente pregunta llegó.

"Em... Entonces ¿también conoces a Keli?" preguntó Louis con una timidez extraña según lo poco que conocía de él. Algo que generó una pequeña sonrisa burlona tanto en Anastir como en Melonie.

"¡Claro que conozco a Keli! Keli es... es mi... mi padre." Dijo Duman. Entusiasmado y lleno de orgullo al principio, pero que rápidamente decayó. Por suerte, en ese momento Francis y el resto del escuadrón habían llegado a un consenso sobre qué hacer.

"Bien. ¡Todos! ¡Escuchen! Dado que la señorita Maistir y el rebelde Garam se encuentran luchando afuera, lo que haremos a continuación es bajar por ese ascensor de carga e intentar encontrar otra salida o más provisiones. ¿¡Entendido!? ¡Entonces muévanse!" Gritó Francis, agarrando su chaqueta y su arma para moverse.

Esto le sirvió de excusa a Duman para abandonar la charla, moviéndose rápidamente hacia el gran ascensor de carga.

***

Una vez todos estuvieron preparados, Francis llamó al ascensor, causando la apertura de aquellas grandes puertas.

Una vez que todos estuvieron dentro, Duman se sorprendió por la gran cantidad de personas que estaban dentro, podía contar a unas 20. Casi podría jurar que antes de entrar en el ascensor había menos personas.

"Impresionante ¿verdad? Supongo que antes estábamos demasiado dispersos como para poder ver cuántos éramos." Dijo una voz femenina detrás suyo. Al darse vuelta pudo ver a Melonie junto a Neil. Los jóvenes no podían ser vistos con ellos o entre tantas personas.

"¿Huh? Ah, em... Si, supongo." Dijo Duman tomado por sorpresa y un poco inseguro por el pequeño incidente de antes y por haber prácticamente huido sin decirles nada más.

"... Por cierto, lo siento por lo de antes." Dijo Melonie después de un pequeño silencio. "No era mi intención que los pequeños te incomodaran. Solo quería que se distrajeran un poco. Este es un mal lugar en el que estar siendo tan jóvenes" Terminó, triste y amargada por la situación de esos jóvenes. Sentimiento que Neil parecía compartir si Duman se basaba en su expresión.

"Oh, em... Si, no pasa nada. Me alegro de haber ayudado un poco. Además... ellos también me ayudaron un poco." Admitió Duman, dibujando una sonrisa en su cara.

"... Heh. Esos mocosos ciertamente tienen esa habilidad." Dijo Neil, interviniendo con una sonrisa que fue acompañada por una risita de Melanie.

"¡Hey! ¿A quien llamas mocoso, idiota?" Se quejó Louis, llegaba por detrás de Duman junto a Anastir y Olivia detrás suyo.

"¿A quién crees que me refiero, mocoso?" Se burló Neil.

"¡Oye! ¡Tu-!" Se acercó Louis a Neil, solo para que este le agarre la cabeza para frotar su pelo, molestando a Louis que se retorcía en un intento de huir. Todo esto les ganó la mirada de todas las personas en el ascensor, que parecían divertidas o como mínimo entretenidas. Duman incluso podía jurar ver una leve sonrisa en Francis.

Tampoco es como si Duman pudiese hablar mucho. Ya no podía recordar cuándo fue la última vez que pudo reír libremente, sin tantas preocupaciones, o mejor dicho, sin recordar sus preocupaciones.

Fue tan así que empezó a sentir como si se estuviera asando. Problemas de que haya 20 personas en un espacio cerrado, junto con el hecho de que estaba cubierto de sudor, sangre y lodo.

Con eso en mente, se sacó despreocupadamente su chaqueta de combate, dejando ver una camiseta negra de manga corta pegada a su cuerpo. Dejando ver un pequeño detalle que fue notado por Anastir.

"Oiga, señor. ¿Esas son cicatrices de balas?" Pregunto inocentemente con sus ojos brillosos de emoción.

Pero esa pregunta no emocionó tanto a Duman, que empezó a sudar y temblar nuevamente. Claro que él pensaría que son cicatrices de balas, ya que nunca vio una verdadera cicatriz de bala ni tampoco la cicatriz dejada por la quemadura de cigarrillos.

No podía decirle la verdad, pero tampoco podía hacer como si no lo hubiese escuchado, ya que ahora tanto Olivia como Melonie lo estaban viendo. Por lo que, haciendo uso de sus habilidades de improvisación, decidió pintar una nueva historia sobre sus cicatrices.

"Si. Estas cicatrices las conseguí cuando fuí capturado por el enemigo. Me tuvieron encerrado, torturándome por el simple placer de hacerlo. Pero logré aguantar todo lo que me tiraron. Mírame, ahora estoy en perfectas condiciones y en mi mejor rendimiento." Dijo con una confianza que realmente no sentía, mientras intentaba disimular los escalofríos y el sudor.

"Wow... ¿En serio?" Intervino Olivia, que se había alejado de Melonie al escuchar la historia que Duman estaba contando.

"Claro que es en serio. ¿Quién crees que soy?"

"Pero, entonces ¿por qué estás aquí?" Preguntó un Louis ya liberado por Neil.

"Eso es porque mis aliados vinieron a mi rescate, por supuesto."

"Oh. Está bien, pero no me refería a eso. Digo ¿por qué estás aquí abajo? ¿No deberías ser lo suficientemente poderoso como para poder como mínimo escapar?" Re preguntó Louis, haciendo que sus mayores se mofen o que directamente se rían de Duman, porque todos sabían su historia. Pero nada de eso importaba ahora, los únicos que importaban eran los tres jóvenes frente a él. Además de que Melonie, Neil y, sorpresivamente, Francis, estaban haciendo un buen trabajo callando a los demás.

"Pff. Oh vamos. Ni siquiera mi... padre podría contra cualquiera de ellos a mi edad." Respondió Duman. "No se nace fuerte, ni siquiera bajo la familia Regen. Si bien puede que una familia grande ayude a que sus integrantes empiecen con ventajas, es el deber de uno aprender a pararse y construirse a sí mismo."

"¿En serio?" Preguntó inocentemente, e incluso puede que con esperanza, el pequeño vampiro.

"Claro." Respondió Duman. "Tomemos por ejemplo a mi tío Elence junto con la historia de antes. Si bien es cierto que cazó sólo a un Blasfemo de rango B siendo él un rango B, en mi cumpleaños le rogué para que me contase la historia de como lo cazó. Y déjenme decirles que no se parece en nada a las leyendas de cómo el tío Elence cazó al Blasfemo con elegancia o incluso con facilidad."

"En realidad el tío Elence luchó con uñas y dientes, de la forma menos elegante que ustedes puedan imaginar, llevando al límite todas sus habilidades e incluso usó sus alrededores como arma, logrando finalmente matarlo. E incluso entonces tuvo que ser llevado a emergencias, ya que estaba al borde de la muerte."

Al terminar su pequeña historia, los jóvenes tenían los ojos brillantes, levemente inclinados hacia delante, intentando escuchar de la mejor forma posible su historia. Mirando más allá de los jóvenes, incluso los mayores dejaron de mofarse de él. En su lugar, se encontraban callados, intentando escuchar su historia.

Así, frente a la mirada de cachorro de los jóvenes, Duman siguió contando historias, tanto 'suyas' como de su familia.

Nadie sabía si eran historias reales o si fueron inventadas por Duman. Pero parecía que tenían un largo viaje en aquel ascensor, y Duman no dejo de contar historias, ni ellos dejaron de escucharlas.