WebNovelRemanente50.00%

Una Última Historia

"Bien. ¡Escuchen! De ahora en adelante, los que no se encuentren heridos tomen un arma y vayan al frente. El resto quédese atrás e intente encontrar cosas útiles mientras la delantera asegura cada sala." Dijo Francis una vez que las puertas del ascensor de carga se abrieron. Lo que tenían frente a ellos era un gran corredor con puertas a ambos lados.

Así, todos se dirigieron a una esquina del ascensor, en el cual se dejaron todas las armas que se pudieron recuperar. Neil y Melonie se quedaron atrás, ya que una estaba herida y el otro era uno de los pocos que sabían aunque sea un poco de medicina.

Por su parte, tanto Duman como los tres jóvenes tuvieron que ir a por su arma, aunque eso también estaba siendo un problema. La gran cantidad de gente en el medio no les dejaba agarrar un arma, todos casi ansiosos por conseguir una.

Cuando todos ya habían terminado, solo quedaba un rifle. Duman al principio se alivio, ya que no tendría que ir al frente y potencialmente quedar en fuego cruzado. Aunque todo ese alivio desapareció cuando recordó que las únicas personas sin un arma eran él y los tres jóvenes, y ellos parecían ansiosos por tomar el arma, mirando a Duman de reojo con una mirada de determinación.

Así, Duman aceptó que, por el bien de los jóvenes, él tenía que ser quien tomase el arma. Pero, antes de que Duman pudiera agarrarla, alguien chocó su hombro mientras pasaba.

"Muévete." Dijo un hombre robusto, con una cicatriz en la cara que iba desde su mejilla derecha hasta su cuello. El hombre dio otro paso adelante y agarró el arma, antes de darse la vuelta.

"Ah, em. Lo siento." Murmuró Duman, esperando que el hombre simplemente volviese por donde vino, pero, en cambio, se detuvo brevemente a su lado.

"... Si realmente lo sientes, cuéntanos otra historia cuando nos larguemos de este infierno." Susurró el hombre, haciendo que Duman se gire impresionado.

"¿Qué...?" Dijo Duman, aunque terminó en un susurro. Al girarse, si bien el hombre ya se estaba marchando, pudo ver el lado izquierdo de su cara, en el que vio unas cicatrices en su cuello que Duman reconocía muy bien. Eran cicatrices de cigarrillos.

"... Emm ¿Qué fue eso?" Preguntó confundida Olivia, mientras que los otros dos jóvenes lucían molestos por no tener la oportunidad de probarse frente a sus mayores.

"Yo... no estoy muy seguro... Como sea, deberíamos volver con Neil y Melonie." Dijo Duman.

***

Después de que todos estuviesen listos, la delantera empezó a moverse. Yendo de habitación en habitación, encontrándose extraña maquinaria en cada una de ellas, de las que el resto de personas no pudieron recuperar nada de valor para su situación actual.

El búnker seguía temblando de vez en cuando, aunque de forma lo suficientemente leve como para que no cause una molestia a la hora de moverse. Parecía que aquellos monstruos simplemente les querian dejar saber que sus vidas dependían de ellos, haciéndoles sentir impotentes.

Duman supuso que, en parte, esa impotencia fue la que motivó a todo el escuadrón a adentrarse en el búnker, con la esperanza de no dejar sus vidas en las manos de ellos.

"¡Oh! ¡Duman, mira! ¡Encontramos un almacén!" Gritó emocionada Melonie, dándole un codazo.

"¿Qué? Oh, si, cierto." Respondió Duman, que estaba perdido en sus pensamientos.

"Hmm... Hey, Duman, ayúdame a buscar aquí, tal vez encontremos algunos antibióticos para ella." Ordenó Neil, adelantándose hacia una de las muchas cajas.

"Em, si, claro." Respondió Duman, sintiéndose levemente incómodo de estar solo con él. Por mucho que Neil haya querido disimularlo, Duman todavía podía atraparlo viéndolo con el ceño fruncido, como si estuviera enojado o no confiase en él.

"¡Oh! Déjenme ayudarles." Intentó Melonie, apresurándose hacia delante solo para ser detenida por Neil.

"No. Todavía sigues herida, además de que esos mocosos todavía necesitan a un adulto con ellos. No confío en que se mantengan con vida sin uno a su lado." Dijo Neil, con un tono entre cansado y amargado al nombrar a los 'mocosos'.

"... Agh, está bien. Pero apresúrense, por favor. No me gusta saber que puedo morir por una estúpida infección. Si voy a morir, prefiero morir en una batalla épica." Dijo Melonie, rindiéndose frente a la lógica de Neil.

Al Melonie retirarse de la habitación, tanto Neil como Duman se pusieron manos a la obra. Fueron a un lugar en el que no hubiese ya gente buscando suministros, y empezaron a abrir caja tras caja. Encontrando desde ropa hasta tecnología que ninguno de los dos conocía, pero que estaban seguros que podría llegar a costar una gran cantidad de Ecos Mayores.

Mientras ambos seguían buscando, Duman no pudo evitar sentirse incómodo haciéndolo en un completo silencio, además de que de vez en cuando Neil seguía dándole esa mirada.

"Emm. Disculpa, ¿He hecho algo mal?" Preguntó inseguro, lo que causó que Neil se quedase quieto por unos instantes.

"Hmm. ¿Era tan obvio?" Respondió, con un poco de vergüenza.

"Bueno, si. Un poco."

Neil suspiro.

"No eres tú, lo que sucede es que... Agh..." Neil dejó de hablar, decidiendo mostrarle en vez de decirle el problema.

Neil se desabrochó la chaqueta, dejando ver su cuello, en el cual había escamas rojas en los costados, asomando desde el pecho.

No hacía falta que Neil dijese nada más. Ambos conocían la historia que había entre los Regen y los Drakard, en su totalidad como raza. Pero, al mismo tiempo, Duman no pudo evitar sentirse frustrado. Él no tenía nada en contra de los Drakard, así como la mayoría de las nuevas generaciones de su familia tampoco tienen ningún problema con ellos. Pero el pasado era difícil de dejar atrás.

"Yo... Lo siento." Fue lo único que pudo decir, sin importar que tan frustrante sea. ¿Qué otra cosa se supone que le diga? Ya es probable que no crea en su disculpa. Añadir cualquier otra cosa era inutil.

"... Te creo. También, lo siento por las miradas. Todos los Drakards que me hablaron de los Regen los pintaban como seres fríos, que no sabían lo que era la compasión o el amor." Respondió Neil, frotando su nuca sin mirar a Duman.

'Bueno, puede que no estén tan equivocados.' Pensó Duman de forma burlesca, junto a unos leves tintes de desprecio. Aunque después se sintió mal por pensar así al recordar a su tío Elence.

De esta forma, ambos se quedaron en un pequeño silencio incómodo para los dos. Por suerte, alguien intervino.

"¡Hey! ¿¡Doctor!? ¡Creo que encontré la cosa que buscaban!" Gritó una voz masculina.

Rápidamente, tanto Neil como Duman se acercaron a la fuente de la voz. Al llegar, se encontraron a un hombre sentado en el suelo y con la espalda contra una pared. Delante suyo, había una pequeña caja que contenía los antibióticos que necesitaban, aunque Neil sospechó un poco. Cosa que fue notada por el hombre.

"No me mires con esa cara, quedatelo. Estoy seguro que te será más útil que a mi." Dijo resignado, levantando su camiseta y dejándoles ver una horrible herida en su abdomen que fue mal suturada. En las zonas más cercanas a la herida estaban pintadas de morado, mientras que la herida secretaba un liquido amarillo, levemente viscoso y de mal olor.

Duman miró con desesperación a Neil, con la esperanza de que se pudiese hacer algo, pero él simplemente negó con la cabeza. El hombre ya estaba condenado a la muerte, y él mismo parecía saberlo.

"Tomenlo y vayanse ¿quieren? Ya estoy cansado de esto. Solo quiero que este dolor acabe." Dijo, agarrando una jeringa con un líquido transparente que estaba tirada a un lado suyo.

"...¿No hay nada que podamos hacer para ayudar?" Murmuró Duman desesperado. No era idiota, dejo de soñar con ser un heroe desde que mato por primera vez. Ya no podía ser un héroe, pero aun así no quería que nadie sufriera si fuese necesario. Por suerte, aunque eso podría ser subjetivo, el hombre pensó en algo.

"... Tu. Tu eres el que contó esas historias en el ascensor ¿verdad?... Acércate, por favor."

Duman, dándole unas miradas dubitativas a Neil, se acercó lentamente al hombre en el suelo.

"... Por favor, cuéntame una última historia." Dijo, mientras le entregaba la jeringa.

Duman se quedó paralizado. Sabía lo que el hombre le estaba pidiendo, pero no sabía si sería capaz de hacerlo. ¿Por qué tenía que ser él? ¿Cómo era esto justo? ¿Como-

"Por favor, esto duele mucho." Dijo el hombre, con su mano en la herida. "Aunque sea, dejame ir en paz. Escuché que esto provoca un sueño muy profundo. Déjame escuchar una última historia antes de dormir." Termino, dedicando una amable sonrisa, normalmente vista en niños.

Esto era injusto. Esto era tan injusto. Él solo quería distraer a unos jóvenes de la situación tan desesperante en la que se encontraban, y ahora, por eso, se veía en esta situación.

Sintió una mano agarrar su hombro, al girarse pudo ver a Neil, mirándolo por primera vez con preocupación.

"... Estoy bien. Ve a darle eso a Melonie. Yo... me quedaré un poco más." Dijo Duman, dedicándole una sonrisa con ojos llorosos a Neil, que sabía que no estaba bien. Pero tampoco había nada que pudiera hacer, por lo que, mordiéndose el labio, se dio la vuelta y salió de la habitación, dejándolos a ellos junto con algunas personas más que, a diferencia de él, se acercaron a Duman, esperando escuchar su siguiente historia.

*

Al salir de la habitación, Neil podía ver a la delantera encargada de despejar habitaciónes y a el resto detrás de ellos, pero no podía ver a quienes buscaba. Por lo que, sabiendo que estaban en dentro de una de las muchas habitaciones ya despejadas, se puso manos a la obra.

Fue de puerta en puerta, a veces encontrando una habitación vacía, otras veces veía a una que otra persona aprovechando el tiempo para una rápida siesta y alguna que otra vez vio a un par de personas liberar estrés entre sí, momentos en los que rápidamente se disculpaba y se marchaba.

Finalmente, en una habitación parecida a un comedor, se encontró a Melonie y a los mocosos. A los que rápidamente se acercó. Melonie parecía estar compartiendo con Olivia una barra de pan, mientras que Louis y Anastir estaban en una guerra en la cual cuidaban su comida, que parecían ser algún tipo de barra proteica, mientras al mismo tiempo intentaban quitarle algunas al otro.

"Hey ¿qué hacen aquí? ¿No deberían estar investigando otras habitaciones?"

"¡Neil! Bueno, Francis dijo que podíamos quedarnos aquí mientras ellos seguían, aunque tenemos que llenar estas bolsas con comida." Respondió Olivia, que estaba comiendo un trozo de pan mientras le mostraba una pequeña bolsa llena de comida similar a la que los otros dos mocosos tenían. En ese momento, Louis hizo un rápido movimiento hacia la bolsa de Anastir, haciendo que este reaccionase por instinto para protegerla, dejando al descubierto las barras proteicas sobre la mesa.

"¡Aja!" Exclamó Louis, con una barra proteica en su mano.

"Hmm... bueno." Dijo Neil, dejando eso a un lado para acercarse a Melonie. "Hey, conseguimos los antibióticos. Toma una ahora y otra cada ocho horas y deberías estar bien." Explicó, dándole la caja de antibióticos, que contenía dos tabletas de diez píldoras cada una.

"Oh, gracias... Por cierto ¿dónde está Duman?" Término Melonie en un susurro para que no la escuchase Olivia, que se encontraba entretenida viendo cómo Anastir le robó una barra proteica a Louis, igualando nuevamente el marcador.

"Él... se encuentra ocupado en el almacén. No te preocupes." Respondió Neil con una mueca.

"¿Qué? ¿De qué estás...?" Desafortunadamente, antes de que Melonie pueda terminar su pregunta, ya que una persona entró al comedor.

"¡Ya hemos terminado de investigar! ¡Todos, reúnanse al final del pasillo!" Dijo uno de los integrantes de la delantera, retirándose poco después.

"Oh, ¿ya es hora de seguir?" Preguntó decepcionado Anastir. Sentimiento que Louis también sentía, ya que acordaron dejar su guerra en un empate. De momento.

Melonie se quedó en silencio unos momentos, todavía sorprendida de que Neil le estuviera ocultando algo referente a un Regen. Claro, puede que no conociese a Neil desde hace mucho, pero él confiaba lo suficiente en ella como para admitirle que era un Drakard, y ella sabía la historia de los Drakard y los Regen. Pero, entonces ¿por qué Neil decidió quedarse en silencio?

"... Bueno, ya lo escucharon. Vayamos." Dijo Neil, viendo como Melonie no iba a decir nada. La verdad era que no entendía por qué ella se quedó quieta. Lo que sucedió en el almacén era cosa de Duman, no le correspondía a él contarla.

***

Una vez llegaron al final del pasillo, Melonie pudo ver cómo había otro ascensor similar al que usaron para llegar, cosa que la confundió. ¿Qué tan profundo irían? ¿Es esta realmente su salvación?

Aunque podía admitir que era la mejor oportunidad que tenían, ya que salir por donde llegaron o esperar a que la batalla de arriba termine era demasiado arriesgado. No quería admitirlo, pero existían probabilidades significativas de que Garam matase a Maistir, y si la razón por la que los dos fueron desplegados aquí fue por lo que había en el búnker, estaban real y completamente muertos. Su única opción era rezar por que hubiese otra salida.

En ese momento, un hombre se acercó a ellos, era Duman. Tenía los ojos levemente irritados y las personas que pasaban a su lado le daban palmaditas en la espalda.

Antes de que cualquiera pudiera moverse o hacer alguna pregunta, Neil le quitó una barra proteica a Louis y se la entregó a Duman.

"Hey, toma. Había un comedor en una de estas habitaciones y encontramos varias de estas." Dijo, con una amabilidad que Melonie no esperaba que Neil dirigiese a un Regen.

"... Gracias." Respondió Duman, dándole una bella sonrisa mientras rasgaba el envoltorio para comerlo.

"... Señor..." Escucho Melonie en forma de susurro a su izquierda. Al girarse pudo ver a los tres jóvenes mirando a Duman con tal preocupación que ni siquiera podía adivinar quien fue el que susurró. Louis ni siquiera estaba enfadado con Neil por quitarle una de sus barras proteicas.

Melonie, por su parte, no pudo evitar ver a Duman bajo una nueva luz. Ya sabía que él no era estrictamente parte de la familia Regen desde aquel incidente, pero aun así esperaba ver algo de arrogancia de su parte, o incluso ira por su familia. Pero, en cambio, se ganó la amistad de Neil, con todo lo que eso implica, y todavía contaba historias de su familia alegremente, reales o no.

"Bien. ¡Escuchen! A continuación tomaremos este ascensor. Según lo que hemos visto, al igual que el anterior, este solo puede bajar a un piso. Teniendo en cuenta que este también puede tomar un tiempo para llegar, mientras bajemos repartiremos lo que hayamos encontrado aquí. Ahora, ¡muévase!" Terminó Francis, entrando al ascensor.

"... Bueno ¿A qué estamos esperando?" Dijo Duman, dándoles una débil sonrisa antes de seguir a Francis.

***

Mientras tanto, en la superficie, la batalla estaba a punto de terminar.

Tanto la Claymore de Garam como la lanza dorada de Maistir se rompieron, terminando descartadas en el lodo.

La batalla ahora consiste de Garam, usando sus construcciones de luz junto a su gran velocidad, mientras Maistir usaba magia compleja junto a su destreza natural para el combate cuerpo a cuerpo.

El campo, antes lleno de lodo, estaba extremadamente seco y lleno de deformaciones, producto de los devastadores ataques de ambos.

Maistir presentaba cortes y quemaduras en todo su cuerpo, junto con algunas runas inscritas sobre ella con su propia sangre. Por su parte, Garam se encontraba en un estado notablemente peor. Por culpa de perder su Claymore, ya no podía destruir las trampas mágicas de Maistir sin repercusiones, claramente notable por la gran cantidad de heridas que tenía. Su abdomen estaba gravemente quemado, mientras que su brazo derecho parecía haber sido alcanzado por un rayo.

Gracias a eso, Garam tuvo que mantenerse extremadamente cerca de Maistir, para que ella no crease una nueva trampa ya que ella misma se vería afectada.

"¡Ya detente Garam! ¡Estás acabado!" Gritó, sabiendo que era una mentira. Si bien era cierto que él se encontraba grave ahora, Maistir sabía que aun así él podría sobrevivir. Siendo la principal culpa de ello el hecho de que Garam era el portador de una Autoridad. Además de que ella sabía que si se desconcentraba aunque sea un poco, moriría.

Garam no contestó, en cambio se acercó rápidamente a ella, al mismo tiempo que creó tres lanzas de luz que atacaron a Maistir al mismo tiempo desde direcciones diferentes.

Por su parte, Maistir hizo símbolos con las manos apuntando a dos de las tres lanzas, soltando dos cuchillas de viento que dividieron a las lanzas y al terreno en dos mitades claramente diferenciadas. Pero no tenía tres manos, por lo que, para evitar la tercera lanza, decidió patearla.

"¡Agh!" Se quejó, ya que el calor de aquella lanza fue tal que derritió su bota en su pie. Pero no tenía tiempo de quejarse, ya que Garam se acercaba.

Él intentó darle un golpe en su hombro derecho, que, considerando a la velocidad a la que iba, muy probablemente le destrozase el hombro. Por lo que desvió su golpe con su brazo izquierdo, haciendo que la fricción les haga una quemadura de tercer grado, junto con el 'boom' que ocasionó la velocidad de dicho golpe.

Aprovechando este momento de cercanía, Maistir, sabiendo que no estaba en una posición como para soltar un golpe en condiciones, apoyó su palma sobre el pecho de Garam.

"¡Kenaz!" Gritó el nombre de la runa, haciendo que esta reaccione con fuerza, quemando el cuerpo de Garam, así como quemando la mano derecha de Maistir.

Garam rápidamente se retiró, dándole un espacio a Maistir para crear nuevas trampas en el aire, intentando encerrarlo.

Dolía usar ambas manos para hacer estas trampas, no solo después del último intercambio, sino también por el daño acumulado durante toda la batalla. Pero tenía que continuar. Después de todo, había algo demasiado grande en juego como para que unas simples quemaduras la detuvieran.

Pero Garam no iba a quedarse quieto mientras eso sucedía, él también sabía lo que había en juego, y era hora de ir todo o nada.

Garam empezó a correr a su alrededor, esquivando todas las trampas que Maistir creaba. Iba tan rápido que dejaba una estela anaranjada por su ropa en fuego, acercándose cada vez más a Maistir mientras tiraba de vez en cuando alguna lanza de luz, momentos en los que Maistir tenía que usar una de sus dos manos para detenerlas y dejando un pequeño espacio para que Garam se acerque más rápido.

En su velocidad, Garam pasó por algo inexplicable, por algo que nunca experimentó. Él estaba sonriendo en medio de la batalla. No entendía la razón detrás de esa sonrisa. Desde el incidente en la academia, e incluso antes, la única razón por la que podía sonreír era al ayudar a la gente.

De verdad que es algo extraño. No creía que fuese del tipo que se emocionara con una buena batalla, tampoco era como si hubiese sonreído durante todo el combate. Pero, dar las vueltas que estaba dando a la velocidad que iba, el viento golpeando contra su cuerpo a inmensa velocidad, no podía evitar sentirse... Libre.

Sabía que era solo un perro de guerra para los superiores de la revolución. Al principio no pensó que le molestase, todavía no le molestaba, pero estando aquí, con una antigua compañera, yendo a la máxima velocidad que daban sus piernas, sin ninguna preocupación, no pudo evitar sentirse arrepentido. ¿Qué hubiese sucedido si se quedaba en la milicia? ¿Qué hubiese pasado si la academia no caía?... Bueno, no tenía sentido pensar en eso ahora. Después de todo, había cosas muy importantes en juego. Más importantes que su vida o la de Maistir.

Finalmente, después de unas cuantas vueltas más, Garam se acercó a Maistir en una pequeña exploción de velocidad extra, sufriendo poco de daño por la velocidad extrema, pero ya era hora de acabar con esto.

Estando a menos de cinco metros de Maistir, Garam creó una lanza detrás de ella, apuntando a su abdomen desde la espalda con la intención de que ella tenga por lo menos una mano ocupada.

Pero Garam no contó con que Maistir también pensara lo mismo que él. Era hora de acabar con esto. Por lo que, con su brazo derecho tiró del brazo izquierdo de Garam, desequilibrando y deteniendo momentáneamente su brazo derecho, que se acercaba con la intención de crear un agujero en su cráneo. Pero, en consecuencia de esto, dejó que la lanza de Garam perforara su abdomen.

Dolía, ardía y quemaba, pero ahora no era momento de esto, ahora era momento de terminar esta lucha.

Rápidamente, Maistir movió su mano izquierda con la intención de apoyarla en el pecho de Garam, haciéndole pensar que intentaba quemarlo nuevamente y sabiendo que podía resistirlo, pero que Maistir no podía resistir una de sus lanzas en su cuerpo.

Pero, en ese pequeño instante, Garam pudo ver brevemente la palma de Maistir, así como la runa, semejante a una letra hache, grabada con sangre. Era...

"¡Hagalaz!" Gritó Maistir mientras movía su mano hacia delante, esperando encontrarse con el pecho de Garam. Pero Garam no era idiota, sabía lo que significaba esa runa y sus efectos al hacerla reaccionar, por lo que aprobechando su velocidad, puso su codo derecho en el camino.

La runa desprendió un plateado brillo etéreo, y después vino el dolor.

En la mano de Maistir, específicamente en donde se encontraba la runa, ahora había un agujero limpio de tamaño considerable que sangraba a borbotones. Garam no estaba mucho mejor, ya que su brazo derecho fue prácticamente separado de su cuerpo gracias a un agujero del mismo tamaño en su codo.

Ambos se quedaron quietos, igual de sorprendidos por lo que acababa de suceder. Uno acaba de sufrir la más grande herida que nunca sufrió, mientras que la otra acababa de jugar su última carta.

Maistir, una vez superada la sorpresa y todavía sosteniendo el brazo izquierdo de Garam, solo pudo verlo a la cara y dar una última, pero hermosa sonrisa.

"Yo... realmente me arrepiento de que esto haya terminado así."

En ese momento, cinco lanzas de luz la atravesaron por la espalda, haciendo que caiga hacia atrás, soltando el brazo de Garam.

Garam se quedó quieto durante unos segundos, procesando todo lo sucedido, desde el momento que abandonó la milicia hasta el momento en el que mató a una antigua y querida amiga. Y no pudo evitar llegar a una conclusión.

"Yo... creo que también lo hago."