"(...) Así es como yo y mi equipo logramos destruir una base rebelde." Dijo Duman, dándole un mordisco al pan. El ascensor en el que iban no paraba de bajar, inclusive más que el anterior.
Llegó hasta el punto en el que todos se sentaron en el suelo mientras comían y bebían lo que sea que encontraron los demás en el comedor, pasando el tiempo escuchando las historias que Duman contaba.
Los tres jóvenes se encontraban en frente de Duman, mientras Melonie y Neil se sentaban a su izquierda y derecha respectivamente. Aunque algo raro había sucedido, Francis decidió auto invitarse al grupo. Claro que nadie lo cuestionó, pero era hasta cierto punto incómodo al principio, aunque después de que Duman contó la tercera historia se volvió más normal.
Pudieron haber seguido así, pero al Duman terminar de contar su quinta historia, ya no se encontraban rodeados por las cuatro paredes de metal del ascensor. En cambio, seguían en el ascensor descendiendo, pero esta vez había una malla de metal grueso que los separaba de una enorme sala, en la cual había una máquina que ocupaba gran parte de la habitación.
Habían una cantidad incontable de cables, algunos más pequeños que otros, pero todos en todas partes. En el suelo, en el techo, en las paredes, e incluso colgando en el aire. Todas apuntando hacia un mismo lugar: una gran terminal informática junto con otras máquinas que ellos no podrían ni siquiera imaginar para que se usaban.
Pero, lo más notable y llamativo de toda la sala era un aro enorme que ocupaba todo el ancho y largo de la habitación con su radio, que tenía un pequeño objeto en el centro, que nadie en el escuadrón podía ver que era desde donde se encontraban.
"Qué... ¿Qué es esto?" Murmuró Olivia, evidenciando lo que todos pensaban y sentían.
¿Dónde se habían metido? ¿Qué era eso? ¿Era esta la razón por la que, ahora mismo, habían dos seres inhumanos luchando arriba de ellos?... ¿Era esta realmente su escapatoria?
"Hey... ¡Hey! ¡Miren! ¡Hay una persona abajo!" Exclamó un alterado Anastir, apuntando hacia abajo. Ahí, todos pudieron ver a un hombre esperando con ambas manos apoyadas en su cadera, esperandolos a todos justo en donde el ascensor se detenía.
"¡Todos! ¡Agarren un arma!" Grito Francis, moviéndose junto a muchas personas hacia el rincón en el que se encontraban sus armas.
*
Al llegar al suelo, las puertas del ascensor se abrieron, mostrando a un hombre con los brazos abiertos, vestido con una bata de laboratorio blanca abierta, enseñando una camiseta roja por debajo.
"¡Bienvenidos, mis queridos invitados! Estuve esperando a que llegaran-" Empezó el hombre de la bata con una sonrisa, pero se vio interrumpido por Francis.
"¡Identifícate!" Gritó, mientras él y el resto de las personas que tenían un arma le apuntaban.
El hombre se quedó quieto levantando lentamente los brazos, sin quitar la sonrisa, en cambio la transformó en una sonrisa de suficiencia.
"Bueno, esto no es lo que esperaba." Dijo, levantando una ceja, pero sin perder su tono energético.
Francis estuvo a punto de volver a exigirle que se identificara, pero en ese momento la voz de Olivia resonó por todo el lugar.
"Esperen, no es ese... ¿Malgek?"
"¿Quien?" Preguntó Louis, mientras Anastir imitaba a Louis levantando una ceja mientras miraba al señor de la bata y a Olivia.
"¡Ah! Veo que alguien todavía me reconoce. Dime ¿han hecho buen uso de mis invenciones ahí arriba? Hace mucho que no salgo de aquí por culpa de esto." Preguntó Malgek, apuntando a la enorme máquina junto al aro detrás suyo.
La delantera bajó lentamente la defensa. En parte porque no parecía que ese hombre fuese a hacerles daño, pero también porque estaban sorprendidos. ¡Se suponía que frente a ellos estaba una, si no la mente más brillante! Aquella mente que, de la nada, desapareció hace ya cinco años.
Y Duman, concentrándose mientras entrecerraba los ojos, pudo ver destellos de la imagen de aquel hombre. Si bien tenía una barba de dos semanas descuidada y el pelo grasoso que le llegaba a los hombros, todavía estaban esos ojos color esmeralda que inspiraron el nombre de su empresa, junto con su caracteristico pelo de color plateado. ¿Era realmente Malgek?
En este punto, donde ya todos bajaron sus armas, Francis dio un paso al frente, ignorando la pregunta de Malgek, para hacer la pregunta que todos estaban esperando hacer.
"Señor, sobre nosotros estan dos personas muy poderosas. ¿Hay alguna otra salida?" Preguntó, lleno de esperanza.
"Humm..." Murmuró Malgek, con una mano en la barbilla y los ojos cerrados. Parecía estar tomándose su tiempo pensando, llenandolos a todos de esperanza. Aunque, claro, el mundo no podía ser bueno con ellos.
"Lo lamento, pero la única salida es el lugar por el que acaban de llegar." Dijo después de tomarse su tiempo para pensar, bajando la cabeza lamentándose.
"¿¡Qué!? ¿¡Por qué no tendrías otra salida!?" Gritó llena de desesperación una mujer del grupo. Malgek no respondió, con su mirada todavía pegada al suelo. El lugar se estaba volviendo lentamente en un caos, los murmullos y el pánico se hacían cada vez más grandes.
"¡Hey! Todavia... ¡Todavia existe la posibilidad de que no entren aquí! ¿¡Verdad!?" Intentó razonar Anastir, girándose hacia Neil esperando a que él le diera la razón, pero él solo se veía resignado, aceptando su destino. Por el otro lado, la gente que lo escuchó empezó a convencerse de que ese podría ser el caso, volviendo a sentir esperanza. Pero Malgek se encargó de aplastarla nuevamente.
"Lamentablemente lo dudo mucho. Si son tan poderosos como ustedes dicen, lo más probable es que estén en busca de eso." Dijo de forma solemne mientras apuntaba al objeto suspendido en medio del enorme aro.
"¡Agh! ¿¡Qué es 'eso' siquiera!?" Gritó frustrado Louis, sentimiento que muchos respaldaron. Malgek se dio la vuelta para encarar con los brazos abiertos al aro de metal y cables.
"Esto... es mi obra más grande y ambiciosa. La invención con la cual desafio al destino." dijo emocionado, casi lunático, antes de girarse sólo lo suficiente como para que Duman pudiese verle la cara y para que Malgek lo viera a él. "Esta es una máquina del tiempo."
"¿...Qué-?" Intentó hablar Duman, en medio del ensordecedor silencio creado por lo que el genio había dicho. Lamentablemente no pudo terminar, ya que se escuchó un estruendo igual de ensordecedor proveniente de la superficie, y todos sabían que significaba. La batalla había terminado, pero ninguno tenía la seguridad suficiente para pensar que fue Maistir quien salió victoriosa.
"Bueno, parece que se acerca mi fin." Dijo Malgek, con una sorprendente ligereza tomando en cuenta que estaba hablando sobre su muerte. El genio simplemente fue a sentarse en una silla cerca de la terminal informática.
En contraste, el escuadrón improvisado de Duman finalmente mostró sus costuras producto de la improvisación.
La gente empezaba a entrar en pánico, gritándose unos a otros o incluso golpeándose, los más tranquilos solamente rezaban a cualquier dios para que aquella persona que se acercaba a ellos fuese la señorita Maistir.
Louis se quedó mortalmente quieto viendo al ascensor por el cual llegaron. Olivia se encontraba llorando desconsoladamente en los brazos de Melonie mientras rogaba y decía que no quería morir. Y Anastir estaba destruido sabiendo que iba a morir, pero lo tomó con resignación, decidiendo sentarse sobre uno de esos enormes cables que estaban cerca.
Neil estaba en un estado similar a Anastir, pero se lo tomó con más amargura e incluso con ira cada vez que veía a los tres jóvenes. Él ya no tenía nada, nadie le esperaba, la guerra se lo había llevado todo, pero ellos no, ellos todavía tenían toda una vida por delante, pero parecía que inclusive eso se llevaría la guerra. Así, Neil se quedó al lado de Duman, que estaba en una situación similar a la de él, aunque Duman además se tapó los oídos para no escuchar el caos causado por el resto. Le causaba incomodidad ver como mostraban una bestialidad e ira tan grande unos contra otros, le recordaba a tiempos peores.
Melonie hizo lo posible para consolar a Olivia, pero era difícil hacerlo sabiendo que ella también moriría. Su mente dio un 150% de sí para encontrar alguna salida. Se le pasaron ideas que iban desde hacerse la muerta hasta entregarse como prisionera de guerra, pero, mientras su mente estaba trabajando, se giró hacia Malgek, hacia esa 'máquina del tiempo'... hacia Francis.
"¡Hey!" Susurro Melonie, dándole un suave codazo a Duman. "¡Miren!"
Duman y Neil se giraron hacia donde Melonie les señaló, encontrando a Francis acercándose a Malgek lentamente.
"¿Qué?... ¿Crees que...?" preguntó Duman, sin querer terminar su idea.
"... No lo sé, pero deberíamos acercarnos." Dijo Melonie, caminando con Olivia de la mano.
Neil rápidamente fue a por Anastir, que se había tumbado sobre los cables.
Eso dejó a Duman para ir a por Louis, que todavía no se había movido ni un pelo.
Justo cuando Duman estuvo por apoyar su mano en el hombro de Louis, el ascensor empezó a subir, significando que quien sea que estaba ahí arriba ya había llegado al piso intermedio.
Todos empezaron a paniquear más fuertemente, decidiendo finalmente preparar una emboscada en caso de que sea Garam, bajo la lógica de que probablemente estaba muy herido después de la batalla. Duman tuvo que admitir que era probable que tuvieran razón, pero aun así era una decisión resultante de la desesperación. Puede que ellos no lo supieran, pero él sí lo sabía. La diferencia entre una persona normal y un Bendito era más grande de lo que la gente cree, más aún un Bendito de la magnitud de Garam.
Así, Duman finalmente pudo llegar a Louis y contarle lo que tenían pensado hacer, antes de casi arrastrarlo hacia el grupo lentamente para no llamar la atención de los demás.
"... Señor." Habló Louis mientras se movían.
"¿Si?"
"... Tu... ¿de verdad crees que podremos escapar?"
Duman empezó a ir más lento por unos momentos antes de volver a acelerar.
"¡Claro! De hecho, existe la posibilidad de que incluso podamos evitar esta guerra." Dijo, con un optimismo que realmente no sentía, pero eso no era importante, eso no era lo que Louis necesitaba.
"¿Qué piensas? ¿Listo para ser un héroe?" Preguntó, girando levemente para poder ver a Louis, que lo miraba con ojos llorosos y la boca ligeramente abierta. Duman se preocupó, pensando que no pudo convencer a Louis, pero, después de unos instantes, Louis le dedicó una bella sonrisa llena de esperanza.
"¡Si! Si es usted, estoy seguro de que estaremos bien."
*
"Señor" Habló Francis, llamando la atención de Malgek.
"¿Hm? Oh, eres tú. ¿Qué quieres?" Preguntó, estando extrañamente expectante al principio, pero rápidamente perdiendo todo interés al ver quien era.
"... ¿Sabes quién es el que baja por el ascensor?"
"Sip. Es Garam." Respondió con ligereza, haciendo estallar la 'p'.
"¿Qué? ¿Cómo estás tan seguro?" Preguntó Francis, sorprendido por la seguridad con la que lo dijo.
"Es imposible que sea Mai, de hecho me sorprende que haya durado tanto. Estoy seguro que debe ser algún tipo de récord, aunque puede que sea porque una vez que estás en esta posición el tiempo pasa más lento..." Malgek parecía haber disociado completamente, ni siquiera viendo a Francis hasta que este hizo una tos falsa para que recordase que estaba ahí.
"¿Hm? Oh, cierto. Como sea, estoy seguro que te acercaste a mi por esto, ¿verdad?" Dijo, apuntando a sus espaldas, donde se encontraba en enorme aro, que desde el lugar donde estaban llegaba a dar vértigo.
"...Si. Quería saber si está terminado." Preguntó con determinación.
"Hmm... Bueno, sí, está terminado, aunque solo tiene un uso y solo puede llevar a una persona. Lo cual podría ser un problema para ti ¿No crees?" Cuestionó, apoyando su cabeza sobre su mano mientras sonreía.
Francis estaba confundido ¿Por qué sería un problema? Pero, fijándose bien, Malgek no lo estaba viendo a él, sino detrás suyo.
Al girarse pudo ver a Melonie y su grupo, mirándolo con precaución y desesperación por lo que escucharon de Malgek. ¿Ahora que se suponía que hagan? No importaba que hicieran, solo uno viviría mientras los otros serían dejados a su suerte.
"¿Enserio solo puede volver uno?" Preguntó desesperada Melonie, mientras Anastir volvía a su estado de resignación y Olivia nuevamente abrazó a Melonie, aunque no lloró esta vez, no había nada que llorar, ya había aceptado su muerte y lo único que buscaba era un poco de compañía.
"A no ser que quieran fusionar todas sus almas, sí, solo puede volver uno. Aunque inclusive si fusionan sus almas y viajan al pasado, lo más probable es que sean eliminados, ya que en el pasado no existía una fusión de sus almas..." Respondió Malgek, siendo ignorado por todos en el momento en el que empezó a divagar.
Así, con sus esperanzas destrozadas una vez más, volvieron a la misma pregunta. ¿Ahora qué? Los tres jóvenes no mostraban el deseo de volver en el tiempo, probablemente porque eso significaba dejar atrás a los demás. Los tres 'adultos' de 25-27 años estaban perdidos, uno con el conflicto moral que la situación ameritaba, otro no queriendo volver y el restante totalmente perdido de toda esperanza.
Aunque todavía quedaba una persona, Francis. Pero, antes de que pueda hablar, alguien más lo interrumpió.
"Pero eso es todo lo que necesitamos, ¿verdad?" Dijo Louis, con una sonrisa en su cara que no mostraba preocupación por la situación actual. "Lo único que necesitamos es que aquella persona que mandemos al pasado detenga la guerra, necesitamos un héroe."
Eso... era bastante lógico de hecho. Aunque eso presentaba una responsabilidad aplastante sobre la persona que viajase, ya que no se trataba solamente de salvar a unas cuantas personas, se trataba de salvar potencialmente decenas de millones de vidas. Nadie se encontraba lo suficientemente confiado como para poder cargar con dicha responsabilidad, pero, leyendo el estado de ánimo de los demás, Francis dio un paso adelante.
"Creo que debería ser yo el que vuelva." Dijo con confianza cegadora, haciendo que los tres adultos jóvenes casi aceptaran, pero Louis volvió a intervenir.
"No estoy de acuerdo, creo que el señor Regen debería ser quien vuelva." Habló, haciendo que Duman se gire rápidamente en su dirección en pánico. ¿Por qué él? ¿Cuál era la razón por la que Louis pensó que él era la persona indicada para volver? La respuesta a esas preguntas fue dolorosamente evidente para Duman, era su culpa. Fue él quien se pintó tan heroico frente al resto, fue él quien maquilló la situación de su familia.
Era obvio que Louis y los otros dos creerían todas esas historias, pero el resto seguramente sabía al menos una verdad parcial ¿verdad?.
'Ellos estarán en contra, ellos deben estar en contra, saben que soy El Eco Roto de la familia Regen, no soy el indicado para esto. Francis volverá y solucionará todo, esta guerra no pasará. Todos estaremos a salvo.' Intentó racionalizar Duman en su cabeza, recordando el doloroso apodo que los medios le dieron después de que fuera expulsado de la academia. Lamentablemente, había gente que no estaba de acuerdo.
"Yo... creo que Louis tiene razón. Sería idóneo si fuese el señor Regen quien volviese." Dijo Anastir, saliendo de su estado resignado para hablar con elegante confianza, haciendo que Olivia deje de abrazar a Melonie.
"¡Yo también! Confío en Duman, sé que él salvará a tantas personas como sea humanamente posible." Declaró con fuerza, aunque tanto Louis como Anastir la vieron de forma molesta.
"¡Hey! ¿Qué te dijimos de tus modales?" Hablo Anastir con una mano sobre su frente.
"¡Uf! Se ve que nunca aprendes ¿verdad?" Dijo Louis, cerrando su brazo alrededor del cuello de Olivia y alborotando su cabello.
"¡Auch! ¡Suéltame bruto! ¡Duman me dio su permiso para llamarlo así! ¿¡Verdad!?" Preguntó desesperada a Duman en un intento de que él le dé la razón y que Louis la suelte. Lamentablemente, sin importar que tanto ellos hayan aligerado el ambiente para Melonie o para Neil, Duman seguía tenso, negándose a su razonamiento.
"No... No, no... ¡No! ¡Ustedes no lo entienden! ¡Mis historias no son-" Dijo, levantando la voz hacia ellos por primera vez, aunque afortunadamente otra persona lo cortó antes de que pudiera terminar.
"¡Yo también estoy de acuerdo!" Hablo Neil en lo que casi era un grito para tapar lo que Duman estuvo por decir.
"...¿Qué? No ¿Pero por qué? Tu sabes sobre..." Dijo Duman en un susurro.
"Creo que él sería el indicado para volver, ya que pertenece a la familia Regen. Además de que... no parece un Regen de corazón." Neil dio sus razones, dándole una pequeña sonrisa a Duman al final que este último no entendió.
Melonie, por su parte, no sabia que hacer. Claro que era inviable mandar a cualquiera de los jóvenes al pasado, ya que serían demasiado jóvenes como para hacer nada. Ella era solo una campesina que abandonó su pueblo porque era aburrido para enlistarse en la milicia antes de que empezase la guerra. Y no sabía mucho de Neil, pero, segun lo que pudo rascar, fue solo un chico normal que vivía en una ciudad normal en el reino de los Drakard, antes de que la guerra arrasara con su ciudad y fuese uno de los únicos que sobrevivió.
Eso solo dejaba a Francis, del cual no sabía mucho, pero si llegó a un rango alto en la milicia seguramente sabía cómo manejar la presión. Además, seguramente ya haya sido de rango alto antes de que empezase la guerra, por lo que existía la posibilidad de que pueda hacer algo desde su posición. Aunque no sabía a quién intentaba engañar, si fuese de tan alto rango como para intervenir en esta guerra, entonces no la estaría luchando.
En el otro lado está Duman, del cual tampoco sabía mucho. Lo único que sabía era que, después del incidente en la academia más importante del mundo, en el cual él estuvo involucrado, la prensa empezó a llamarlo El Eco Roto, marcándolo como una mina de oro que se derrumbó. Además de que no podía evitar recordar el detalle de que él fue expulsado por 'complicaciones mentales' que, según lo que los medios habían notificado, fueron causadas por el fallecimiento de un compañero suyo.
Ninguno de los dos candidatos eran muy atractivos, aunque tuvo que admitir que Francis parecía mejor opción ya que él no tenía tantas complicaciones y probablemente esté mejor preparado para todo lo que podría suceder... pero, en un lugar muy profundo dentro suyo, una voz le gritaba que eligiera a Duman. No sabía específicamente que era. Era similar a lo que sentía por los jóvenes, un deber de protegerlos que la ahogaba, pero había algo más que ahí. Era algo parecido a... esperanza.
Era algo raro de sentir de alguien como Duman, que fue el foco del mundo durante gran parte de su vida por su familia, una familia que parecía estar retorcida hasta el núcleo. Había muchas historias sobre su familia, que iban desde antiguas como la guerra y masacre contra los Drakard hace milenios, hasta la madre de Duman, que le fue infiel a su padre y los abandonó.
Eran verdaderamente una familia llena de oscuridad, pero viendo a Duman, que mintió por unos pequeños que no conocía, contando historias fantasiosas que los entretenía tanto a los jóvenes como a los adultos, no pudo evitar pensar que Duman era diferente, que era una luz. Desde su punto de vista, Duman era alguien que mostraba que de la oscuridad podía nacer la luz más brillante, y tal vez era eso todo lo que ella buscaba y lo encontró en él. Una luz que los guíe a un futuro mejor.
"... Estoy convencida de que Duman es quien debe volver." Dijo llena de convicción, llenando de desesperación la cara de Duman.
"¡Bueno! Parece que la democracia habla. Ven Duman, es hora de volver al pasado." Intervino un emocionado Malgek que se puso manos a la obra para preparar la máquina.
"¿¡Qué?! ¡No! ¡Me niego! ¡No quiero volver-!" Lastimosamente, Duman no pudo seguir con su negación, ya que Francis lo silenció de un puñetazo al mentón que también lo mandó a dormir.
En ese momento todos se tensaron, pensando que Francis intentaría forzar las cosas para que fuese él quien volviera, incluso Malgek dejó de escribir en la terminal y en cambio lo miró mortalmente serio.
"Haaah, no se preocupen, por mucho que me disguste, entiendo la democracia. Solo quería adelantar esto, ya que parece que no nos queda mucho tiempo." Suspiró Francis, dejando a Duman al lado de Malgek y apuntando a un ascensor que empezó a descender por la gran habitación, acompañado de un hombre rubio, sucio y al cual le faltaba su brazo derecho.
"Vamos, agarren lo que sea que puedan usar como arma y consigámosles un poco más de tiempo. Quien sabe, tal vez lo logremos matar." Dijo Francis con un poco de burla resignada mientras caminaba hacia donde el resto de personas había creado una barricada.
Rápidamente empezaron a seguir a Francis llenos de determinación, pero Louis se detuvo momentáneamente, dándose la vuelta para ver a Duman una última vez.
"Hasta luego, héroe." Dijo, con una sonrisa llena de esperanza.
***
Duman se despertó exaltado, sentándose rápidamente, viendo de un lado a otro, esperando encontrarse con Neil ayudando a Melonie con su herida o a Olivia viendo entretenida como Anastir y Louis compiten por cualquier cosa.
En cambio, lo que se encontró fue el interior de un coche acolchonado de lujo, que estaba separado entre el piloto y los acompañantes de atrás por una pared negra que contenía una pantalla táctil y una malla por la cual se podía ver levemente al conductor.
"¿Señorito? ¿Se encuentra bien?" Dijo el conductor con voz preocupada.
Todo era demasiado para Duman. No solo volvió al pasado, sino que ahora cargaba con la memoria de todos los que dejó atrás y el peso de su nueva responsabilidad de evitar una guerra.
Duman no contestó la pregunta del conductor, dejando que lágrimas caigan de sus ojos sin parar mientras hiperventilaba silenciosamente. Por su parte, el conductor, que Duman recordaba que se llamaba Damian, se quedó en silencio, sabiendo que su señor estaba llorando, pero sin saber qué hacer.
*
Después de unas horas, Duman ya se había cansado de llorar, por lo que se hizo preguntas más importantes, como ¿dónde se encontraba? O más importante aún, ¿cuando se encontraba?
Empezó a rascarse los brazos mientras miraba por la ventana, una costumbre que tenía cuando se encontraba nervioso, pero rápidamente tuvo que detenerse.
"Auch." Se quejó silenciosamente al sentir su brazo extrañamente sensible e incluso sentir como arrancaba una parte.
Al levantar su manga pudo ver pequeños círculos oscuros en sus brazos junto con alguna que otra cicatriz de un corte amplio. Alguna herida que todavía no había cicatrizado del todo se encontraba sangrando por haberse rascado los brazos, pero eso no le importaba a Duman, ya que, gracias a esto, él llegó a una aproximación de en qué año se encontraba, que se hizo extremadamente precisa en el momento en el que Damian habló.
"Mire señorito, ya casi llegamos." Dijo intentando animar a Duman.
Al mirar por la ventana del coche, Duman pudo ver a lo lejos un lugar parecido a un reino dentro de la ya enorme ciudad en la que se encontraban. Estaba rodeada de una muralla de unos 20 metros de altura, dejando ver lo que parecía un enorme y clásicamente hermoso edificio.
Ese era el lugar a donde se dirigían. El futuro de todas las civilizaciones, nacida de un intento de paz y armonía entre las cinco razas que habitaban la tierra. La Academia para Aspirantes a Benditos 'Faro de la Concordia'.
Con eso, Duman supo donde y cuando se encontraba. Ahora mismo estaba de camino a rendir la prueba de inscripción, aquella que dio diez años atrás.
***
Volviendo atrás (¿O en el futuro?), en aquel búnker ya solo quedaban Garam, Malgek y más de una docena de cuerpos.
Garam, que seguía con su cara monótona, se acercó a Malgek mientras detrás de él se encontró al aro, ahora destrozado como todos y cada uno de los cables de esa habitación, y sin el objeto que estaba suspendido en el centro.
Al pararse frente a Malgek, que seguía sentado con una sonrisa satisfecha, no pudo evitar fruncir el ceño mientras lo miraba.
"... Llegue tarde."
"En efecto, llegaste tarde." Afirmó Malgek.
"... Me ordenaron que recupere la Autoridad y que te mate, pero antes de eso, siento curiosidad. ¿Por qué no utilizaste la máquina tú mismo?" Preguntó Garam, con la misma cara monótona.
"... Hmm, buena pregunta. Veras, la verdad es que ya lo hemos hecho antes, pero siempre pasaba lo mismo, sin importar que hiciéramos antes o después de viajar. Por lo que hemos decidido abordar esto desde otra perspectiva. Si todo lo que vemos son fallos, entonces agregaremos caos a la fórmula y cruzaremos los dedos para que la moneda caiga de nuestro lado."
"... Mentira. Tú nunca dejas nada al completo azar. Tiene que haber algo más."
"Wow, tranquilo ahí perro. Solo te digo la verdad. Lo único en lo que tuvimos que ver fue en quien mandamos al pasado. Después de todo, de nada sirve mandar a alguien al pasado si no genera un gran cambio." Respondió Malgek, sonriendo de forma astuta. "Ahora, adelante perro. Sigue con los deseos de tus dueños y matame." Terminó, levantando la cabeza para dejar al descubierto su cuello.
Garam se quedó viéndolo, pensando que debería hacer. Sabía que tenía que matarlo, no solo por el peligro que representaba sino por todo lo que hizo... pero ya estaba cansado de todo.
"... No"
"¿Hm?"
"He dicho que no te mataré." Dijo antes de darse vuelta.
"... Ja... Jaja... ¡JAJAJAJA...!" Rió Malgek por la imprevisibilidad de lo sucedido. Realmente era algo que nunca antes había visto.
Pero Garam estaba cansado. Ya no tenía sentido matarlo, así como ya no tenía sentido que siguiera participando de la guerra.
Todos habían muerto en vano... pero tal vez, solo tal vez, de ahora en más nadie tenía que morir. Sería un camino largo, en el cual intentaría ayudar a todos en un intento de ayudarse a sí mismo.
Tal vez era la forma incorrecta de afrontar con todo lo que había en su mente, tal vez no. Nada de eso le importaba, ya que por segunda vez en su vida fue él quien eligió.
Y, en el primer paso de su camino, primero tenía que darle un final digno a su verdadera y única amiga, Maistir.
Así, Garam cargó el cuerpo de Maistir de vuelta al pueblo del cual ella provenía, enterrándola en medio de las ruinas.