La Carta

03 de abril de 2016

Hoy hace dieciocho años naciste. No fue algo normal, pues nosotros no somos humanos como tú crees. Somos una unión prohibida: tu padre es un vampiro y yo, tu madre, soy un hada. Sé que esto puede sonar tonto e improbable, hijo, especialmente porque creciste en un ambiente completamente alejado de tu verdadera naturaleza. Pero eso fue lo mejor. A nuestro lado solo te habría esperado una vida de persecución… o incluso la muerte.

Fue muy difícil para nosotros dejarte. Tu padre fue encarcelado por protegerte; solo yo logré escapar contigo… para después dejarte con tu familia actual.

Te pido que no dejes de leer hasta el final. Como tu madre, te lo ruego, porque de ahora en adelante ya no podré protegerte. Al menos, no por un tiempo. Cuando naciste, lancé un hechizo sobre ti que bloqueó todas tus habilidades sobrenaturales. Así logré ocultarte de aquellos que te buscan. Pero ese hechizo ya no puede durar mucho más. Tus poderes crecen día a día, y pronto se manifestarán por sí solos.

Tienes, como máximo, diez días para alejarte de todas las personas que te rodean. Por su seguridad. Cuando el hechizo se rompa, sabrán dónde estás, y vendrán por ti. Usarán todos los medios necesarios para atraparte… incluso atacar a quienes estén cerca de ti. No dudarán en atormentar, torturar e incluso matar a cualquier humano que encuentren a tu lado: padres, amigos, conocidos… todos morirán si no te alejas desde hoy.

Como tu madre, me hubiera encantado verte crecer. Ver en qué te convertías. Pero dadas las circunstancias, no pude hacerlo. Solo espero seguir con vida cuando leas esta carta. Tu padre aún vive, pero sigue prisionero. Espero que creas en lo que aquí te digo… y si no lo haces, al menos obedece. Porque esta es tu verdad. Eres hijo del príncipe vampiro… y de una humilde hada.

Confío en que harás lo correcto. Nos encantaría verte algún día, hijo.

Con cariño,

Tus padres.