Una noche, cuando Thomas se encontraba en profunda oración, buscando respuestas en medio de sus dudas y desafíos, tuvo una visión que cambió su vida para siempre.
En su sueño, vio una luz brillante que descendía del cielo y, en medio de esa luz, apareció su figura vestida con la **vestimenta blanca papal y el solideo blanco**, el pequeño gorro que simboliza su futura autoridad espiritual. La imagen irradiaba paz, sabiduría y un poder sereno, como un faro de esperanza y guía.
Mientras contemplaba esa visión, una voz suave y amorosa le habló:
—Thomas, este es el camino que te he preparado. No temas las pruebas, porque yo estoy contigo. Tu misión es grande, y te he elegido para ser un pastor para mi pueblo.
Al despertar, Thomas sintió una profunda paz y una renovada certeza. La señal divina le confirmó que su vocación no era solo un sueño, sino un llamado real y sagrado.
Desde ese momento, su fe se fortaleció y su compromiso se volvió inquebrantable. Sabía que, aunque el camino sería difícil, Dios lo acompañaría siempre, guiándolo hacia su destino como Papa.