Prologo: ¿Está mal ser un aldeano promedio?

La luz se asomaba a través de la ventana, suave y dorada, como si el mundo intentara empezar de nuevo sin hacer demasiado ruido. Se deslizaba entre las cortinas como un susurro cálido, acariciando las paredes de madera, colándose entre las sábanas con una ternura casi humana.

Abrí los ojos sin prisa, dejando que el momento me envolviera por completo. Sentí el calor de su cuerpo junto al mío, su respiración rítmica y tranquila contra mi pecho. Con ella a mi lado, todo se siente bien.

No había recuerdos que apretaran el pecho. No había palabras que dolieran. No había una ciudad que me recordara que fui olvidado sin hacer ruido. No había una mazmorra. No había dioses que solo quisieran su propia diversión a costa del sufrimiento de los humanos. Solo éramos nosotros, compartiendo un amanecer que no le debía nada a nadie.

Hace algún tiempo renuncié a mi sueño de ser un héroe. No fue una decisión impulsiva, ni un arrebato de dolor. Fue algo que se fue formando lentamente, como una herida que no sangra, pero nunca deja de doler. Con el paso de los años entendí algo que mi yo más joven jamás habría querido aceptar: este mundo no merece ser salvado. Y esa cruel verdad me la enseñó Orario sin contenerse. 

Ahora tengo 18 años ya pasado bastante tiempo desde que abandoné esa ciudad, pero no me arrepiento. Fue gracias a su presencia que pude dejar mi pasado atrás y vivir una vida feliz y tranquila.

La verdad es que no lo habría logrado solo. Fue gracias a ella, a Amy, que logré soltar el pasado y mirar hacia adelante. Su presencia fue como un faro en medio de mi naufragio. Con su luz, me reconstruí. No como el aventurero que alguna vez soñó con conquistar la mazmorra, sino como un hombre que encontró la paz en lo sencillo.

Disfruto cada día a su lado, y no hay ni una sola noche en la que me arrepienta de haber elegido esta vida con ella. Por las mañanas entreno con la espada. Por las tardes, ayuda a los pueblerinos con sus tareas. Y por las noches... por las noches me pierdo en sus brazos, reclamándola como mi mujer. 

Mi vida era perfecta, tenía una hermosa novia que me amaba, una fuente de ingresos segura e incluso teníamos planeado formar una familia dentro de poco, aunque lamentablemente según la doctora del pueblo había pocas probabilidades de que quedara embarazaba, pero a ninguno de nosotros nos importó, lo seguiríamos intentando hasta que sucediera.

Al observar su rostro dormido, no pude evitar acariciar su delicada mano que descansaba sobre la mía, pequeña, cálida y firme. La misma mano que temblaba aquella noche en la que la salvé, cuando el miedo la mantenía congelada en ese oscuro callejón. 

Podría pasarme días viendo fijamente su rostro. Amy era tan hermosa que estaba completamente segura que no había ninguna [Diosa de la belleza] más hermosa que ella. Su cabello rosado caía como una cascada suave por su espalda, sus ojos, de un dorado profundo, eran como soles privados que solo se abrían para mí, y su voluptuoso cuerpo que solo me pertenece.

¿Será que me he vuelto algo pervertido con los años?, en realidad no lo sé, ni tampoco me importa.

No necesito volver a Orario. No necesito una familia divina que me dé un nombre o una [Falna] para tener lo que quiero.

Tal vez no fui el héroe del mundo.

Pero fui el suyo.

Y eso me basta. No importa si el mundo me llama hipócrita. No importa si esos malditos dioses me ven como una decepción para sus tontos juegos. Que lo hagan. Que me olviden. Yo tengo todo lo que necesito aquí, entre sus brazos.

Pasó un rato más y la luz matinal se deslizaba suavemente por los bordes de la ventana con mayor intensidad, tiñendo la habitación de un dorado cálido y polvoriento. Las cortinas se mecían apenas con la brisa que entraba del campo, trayendo consigo el aroma del pan recién horneado del horno comunal, y el canto de los cuervos en los árboles más lejanos.

Amy se movió entre las sábanas con un suspiro leve, su mejilla rozando mi pecho desnudo. Su cabello rosado, suave como seda, estaba desordenado por el sueño y olía a lavanda ya leña. Una de sus piernas estaba enredada sobre las mías, y su brazo seguía cruzando mi torso con posesiva ternura. Viendo cada uno de sus movimientos, me quedé quieto, solo observándola.

Movió la cabeza, murmuró algo incomprensible, y luego abrió un solo ojo.

— ¿Qué hora es...? —preguntó con la voz arrastrada.

—Temprano aún. El sol acaba de subir.

—Uf... entonces puedo dormir cinco minutos más —dijo, y se giró bruscamente... cayendo de la cama con un golpe seco.

—¡¿Amy?! —Me asome rápido, pero ella ya se estaba incorporando desde el suelo, con el cabello revuelto como un nido y una mueca avergonzada.

—Estoy bien, estoy bien... la cama me traicionó. ¡No me dejaba estirar las piernas!

Reí, y estiré la mano para ayudarla a subir de nuevo. En cuanto estuvo de vuelta entre las sábanas, se acomodó torpemente sobre mi pecho, resoplando como si acabara de escalar una montaña.

—¿Sabes? —dije acariciando su mejilla—. Podrías simplemente pedir que te abrace. No hace falta que te caigas para llamar mi atención.

Amy se río bajito, y me mostró una linda sonrisa... Esa sonrisa, siempre tuvo que ser esa maldita sonrisa, la cual siempre me derretía.

—Shh, cállate. Estoy en modo mimosa ahora. No puedes burlarte de mí.

—Jamás. Mi vida estaría en peligro.

—Exacto —dijo, mientras se acurrucaba más—. Te declararía culpable de alta traición a la ternura.

Pasaron unos segundos en silencio. Luego, ella habló de nuevo, con voz suave:

—¿Sabes qué soné?

-¿Mmm?

—Que teníamos una casita más grande, con un jardín lleno de flores y rosas... y tú estabas ahí, con un sombrero ridículo, regando las plantas mientras yo te espiaba desde la ventana junto a unos pequeños conejos.

—¿Un sombrero ridículo?

-Sí. Tenía orejas de conejo.

—Eso suena... demasiado humillante.

-¡No! Te veías muy lindo —dijo riendo sin perder la oportunidad de burlarse por mi apariencia, juro que algún día le devolveré el golpe.

Negué con la cabeza, sin poder evitar sonreír.

—Estás completamente loca.

—Estoy completamente enamorada —corrigió, mirándome con esos ojos dorados que hacían que todo lo demás desapareciera—. Y tú estás atrapado conmigo.

—No se me ocurre una mejor condena.

Amy alzó la cabeza solo un poco y me dio un beso torpe en la nariz. Al separarse estaba con el cabello alborotado cayéndole sobre los ojos, y me miró con una sonrisa boba que no sabía si era por amor... o por no haber despertado del todo.

—Oye, Bell... —dijo, arrastrando un poco las palabras mientras jugaba con los pliegues de la sábana—. Si esto es un sueño... no me despiertes nunca, ¿sí?

—No es un sueño —le respondió rápidamente, intentando quitarle esas ideas de la mente.

Amy soltó una risita, pero luego se quedó en silencio por un instante, mordiéndose el labio inferior con inseguridad.

—Es que... todo esto me hace tan feliz, que da un poquito de miedo —dijo, bajando la mirada—. ¿Y si un día te despiertas y te das cuenta de que... te aburriste de mí? Soy un desastre. Siempre me tropiezo, pierdo cosas. Incluso tú eres el que cocina en la casa...

Levanté su barbilla con delicadeza, obligándola a mirarme.

—Eso es lo que más amo de ti —le dije sin dudar—. Eres un huracán de ternura, y me arrasaste por completo. No quiero una vida perfecta. Quiero una contigo. Ahora lo único que espero es despertar a tu lado cada día, renunciaría a todas las vidas posibles para estar contigo.

Ella parpadeó, como si mis palabras tardaran en asentarse en su cabeza. Cuando terminó de procesar mis palabras, susurró con su dulce voz:

-Campana...

Y antes de que pudiera decir algo más, se lanzó sobre mí y me llenó la cara de besos rápidos y desordenados, riendo entre cada uno.

—¡Te amo, te amo, te amo! —repetía, mientras me comenzaba a bajar los pantalones.

—¡O-oye, Amy. ¡Todavía es muy temprano para hacer eso! — grité mientras intentaba detenerla, pero a pesar de ser más fuerte que ella, no la pude detener.

—No me importa, si es que queremos tener un nuevo miembro en la familia habrá que aumentar las rondas diarias, pero no creo que el señor conejo tenga problemas, ¿ verdad~ ? — dijo mientras comenzaba a darme besos en el cuello.

Sin poder aguantar más la tentación, comenzó a devolverle lentamente los golpes, hasta que terminó cediendo a sus deseos.

Ya no era el pequeño conejo asustadizo que alguna vez fui, y no iba a negar que anhelaba hacerlo a diario con mi esposa, mas con la idea de algún día formar una familia.

La hice mía hasta que sus fuerzas se apagaron con un gemido dulce, y cayó rendida en la cama, abrazándome con una sonrisa boba.

En otro lugar (Muy, muy alejado de nuestro protagonista):

—¡¡¡Maldita sea!!!— gritó una chica hermosa en una sala oscura y solitaria, viendo una especie de bola de cristal, que mostraba como nuestro protagonista devoraba con pasión a su esposa, que jadeaba su nombre entre sábanas revueltas.

—¡¿Esto qué mierda es?! —exclamó, tirando una copa de vino contra la pared, que estalló en mil pedazos—. ¡Después de todo lo que sufrió! ¡Después de ser traicionado y abandonado por sus seres queridos!

Su voz se quebró entre la rabia y la impotencia.

—¡Se supone que tenía que regresar con una habilidad rota, ojos fríos y sed de venganza! ¡Derrotar a sus enemigos uno por uno, robar corazones sin piedad, convertirse en el aventurero más temido de Orario! ¡Ese era el guión!

Pero no... no. ¡Tenía que encontrar una esposa adorable! ¡Una campesina de cabello rosa, con voz suave y torpe con unos pechos de vaca! ¡Tenía que vivir como un feliz aldeano, cocinando pan y haciendo bebés como si fuera el protagonista de una novela romántica!

La esfera brilló por un momento, mostrando a Bell cubriendo con ternura a Amy con la manta, susurrándole un "te amo" que la hizo sonreír aún dormida.

La chica tembló.

—¡Eso no es justicia poética! ¡Eso es porno rural con final feliz! —gritó, ya al borde del colapso emocional—. ¡Y encima son tan lindos que me dan ganas de vomitar arcoíris!

—Pero tranquilo Bell-kun, pronto toda esa paz y tranquilidad que gozas se acabará— exclamó mientras un extraño caliz aparecía en su mano —Dile hola al harem Bell-kun, la paz nunca fue una opción jaajajajajaaja... juajuajuajuajua... HAHAHAHAAHAHAHAHA—

De repente, como si el mismo cáliz reaccionara a su descontrolada risa brillante de una manera espeluznante antes de desaparecer, haciendo que su risa se detuviera.

—Oh no no no no. Esto está muy mal. ¡Muy mal, esto se va descontrolar!. De todas las personas que se podrían haber escapado, ¿¡Por qué tuvo que ser esa lunática!?. ¡¡¡¡Te maldigo vampiro troll de mierda!!!!

Fin del prólogo :

Hola que tal. ¿Cómo se encuentran?, desde hace mucho tiempo tenía ganas de subir una historia de Danmachi, incluso cuando recién comencé a escribir historias en este sitio hice una de Danmachi, pero no la continuó por mi inexperiencia y falta de ideas.

Ahora bien, como ya deben haber intuido por las etiquetas, será una historia de DanmachixFate. Últimamente estoy bastante interesado en comenzar a jugar sus gatchas, pero parece difícil de descargar, así que me quedaré con las ganas.

La primera sirvienta ya está decidida y ya se cuáles sirvientes podrían ser las siguientes, pero me gustaría que me dieran sus opiniones, aquí están algunas opciones para la segunda sirvienta:

Nerón Claudio - Sable

Tonelico/Aesc - Caster

Oda Nobunaga - Arquero

Okita Souji - Sable

Morgan Lostbelt - Berserker

Posibles personajes para el futuro:

- Brynhildr

- Murasaki Shikibu

- Scáthach

- Scáthach-Skadi

- Tamamo-no-Mae

- Atalanta

- Yui Shōsetsu

- Anastasia Nikolaevna

- Papisa Juana / Papisa Juana See More

- Mata Hari

En si ya tengo decididas a quienes van a ser las primeras invocaciones, pero igualmente me gustaría conocer los gustos de mis lectores.