—OCHO MESES DESPUÉS—
No entiendo por qué tuvo que terminar así. A pesar de todo lo malo por lo que he pasado, nunca quise que mi vida finalizara de esta manera.
¿Quién dijo estas palabras?
¿Albert o Elisa?
¿O acaso fue alguien de mi pasado?
No recuerdo nada de esto. ¿Por qué todo tiene que ser tan confuso?
Pero antes que nada... ¿dónde estoy?
Miré a mi alrededor, pero no veía nada más que un paisaje en blanco, como un gran lienzo sin pintar. Solo que todo el lienzo me rodeaba. No había nada. No sentía ni escuchaba algo siquiera.
¿Estoy en un sueño? ¿O quizás sea una pesadilla? No puedo pensar en algo lógico en este momento.
Seguí intentando moverme, aunque no podía saber si aún tenía un cuerpo. Veía este extraño lugar, pero... ¿siquiera tengo ojos para ver?
Cerré los ojos, pensando que tal vez, solo tal vez, esto se acabaría si dormía. Me concentré con todas mis fuerzas en intentar salir de ese espacio.
Fue entonces cuando el lienzo blanco comenzó a pintarse lentamente de negro. Un negro tan profundo que devoraba la luz brillante de antes.
Pensé que tal vez había hecho algo... o que alguien había llegado.
Y parecía que mis pensamientos se hicieron realidad: una figura brillante de color dorado con tonos grises casi negros se paró frente a mí. Se agacho en cuclillas justo delante de mí aunque no existiera suelo dónde hacerlo.
Puede caminar en el ¿Aire?
Su presencia era tal que sentí...
Nada. Absolutamente nada. Ni una pizca de terror, alegría o sorpresa.
Pero no parecía ser lo mismo para esa figura. A pesar de no tener ojos, boca o rasgos humanos, era como si pudiera sentir sus emociones reflejadas en mí.
Intenté con todas mis fuerzas articular una palabra, un movimiento, algo que me permitiera comunicarme.
Justo cuando creí que algo iba a salir de mí, la figura habló:
—Eres bastante extraño. Eres el primero del cual tengo está vibra singular. ¿Que eras en tu vida pasada?
No pude decir nada.
—De todas formas, ya que estás aquí, puedo ver por qué fuiste elegido.
—Un triple-portador sin ninguna restricción elemental... Estoy un poco sorprendido, aunque no lo parezca, ¿sabes?
—No eres el mejor que ha llegado, pero no tener restricciones ya te hace mejor que el 60%. Solo espero que todo marche según lo previsto.
—El Rey espera mucho de ti, Liam Miller.
La figura tocó dónde debería de estar mi frente con su dedo imaginario. Al menos así lo sentí.
El lugar en color negro volvió a ser el blanco brillante de antes y después una sensación de viajar a gran velocidad, como esas veces que vas en un auto muy rápido y todo el paisaje se desdibuja.
Desperté de golpe. Me encontraba en mi cama, en casa.
Todo fue tan confuso y extraño. Tal vez era porque aún era muy pequeño, pero no podía controlar ni mis emociones ni mi cuerpo como quisiera. Así que empecé a llorar.
Mi madre entró al cuarto para ver qué pasaba. Al verme llorar, me tomó en brazos y comenzó a calmarme con una pequeña canción de cuna.
Era bastante extraño. Mi mente y mi cuerpo parecían dos partes separadas, no un solo organismo. Mientras mi cuerpo lloraba, mi mente estaba en otra parte.
Mis ideas estaban claras, casi como si el sueño que tuve, si es que lo fue, nunca hubiera pasado o simplemente lo hubiera olvidado. Era tan raro… pero eso solo hizo que mi curiosidad aumentara aún más.
¿Cómo es que sabía mi anterior nombre?
¿Uno de los elegidos? ¿No tener restricciones? ¿Triple-portador?
¿A qué se refería aquel ser con todo eso?
No tenía el cerebro ni el cuerpo para conseguir respuestas. Tenía que esperar a crecer un poco más para hacer algo por mí mismo.
Hasta que llegue ese momento… disfrutaré de estos momentos que tengo ahora.
Quizá el futuro no sea tan sencillo como pensé.
———
Al día siguiente, al despertar, me encontré con las caras de mis padres muy cerca. Di un pequeño salto del susto apenas abrí los ojos.
Ambos se alejaron un poco y, acto seguido, lanzaron algo parecido al confeti y gritaron al unísono:
—¡Kael, feliz cumpleaños!
Padre me alzó, y ambos me dieron un abrazo. Esa sensación era algo que había olvidado y que no había sentido en mucho tiempo.
Una vez en la sala y más consciente, caí en cuenta: hoy era mi cumpleaños número uno.
Un año viviendo en este mundo completamente nuevo. La verdad, dejé de pensar en el tiempo cuando tenía siete meses, hasta el incidente de ayer.
Ahí volví a ser consciente del paso del tiempo… y de cómo alguien, quizás, estaba sosteniendo los hilos de mi vida sin que yo lo supiera.
Pero hoy no es un día para pensar en eso. Hoy debería estar centrado en pasarla bien con mi familia.
Al parecer, mis padres ya tenían todo planeado desde hacía semanas. Estuvieron toda la mañana preparando la fiesta. Invitaron a muchas personas del pueblo.
No me sorprendió: mis padres eran muy populares en todo el pueblo.
En los meses pasados había conocido a una decena de familias. Pero hoy, fácilmente, podía contar el triple de gente.
Alrededor de las tres de la tarde, los preparativos terminaron.
Mis padres pidieron la atención de todos.
—Hoy los hemos invitado a una celebración muy especial— dijo Albert.
—Hoy mi hijo Kael cumple un año. No creí que mi pequeño crecería tan rápido, pero eso no importa. Solo espero que se convierta en alguien de quien me pueda sentir orgulloso… aunque, ya lo hago. Jaja
—Hoy quiero que sea un día lleno de alegría, risas, y, sobre todo, de momentos que jamás olvidaremos.
—Kael, aunque tal vez no me entiendas, quiero darte las gracias por estar aquí con nosotros.
—Desde el momento en que naciste, supe que serías lo más valioso para tu madre y para mí.
—Quiero que sepas que siempre estaremos aquí contigo, cuando más nos necesites… e incluso cuando no lo hagas.
—Gracias, mi pequeño.
Las palabras de Albert se clavaron directo en mi corazón.
Pensar que podía tener alguien así en mi vida… era algo que creí que no volvería a pasar.
En mi vida pasada, mis padres murieron en un accidente automovilístico cuando tenía diez años. Desde entonces, mi tía —la hermana de mi madre— me cuidó y crió junto a su hija. Ella, al igual que Albert y Elisa, lo era todo para mí.
Pero cuando también se fue… no sabía a dónde ir... ni qué hacer.
Entonces me pregunto ¿Por qué tuvo que terminar así?
Ah… ahora lo recuerdo.
Esas palabras… las dije yo antes de mi propia muerte.
Las luces de un auto se aproximaban a gran velocidad mientras yo vagaba sin rumbo.
Ahora lo recuerdo todo.
Fui bastante patético y estúpido por dejar que todo acabara de esa forma.
Pero…
No voy a dejar que todos esos recuerdos me devoren. No voy a volver a caer en ese lamentable estado.
Ahora tengo una segunda oportunidad. Y no pienso desperdiciarla.
Haré todo lo posible para que esta vida no tenga un final de pesadilla como lo fue la anterior.
Estoy cansado de huir.
Esta vida será mejor.
No solo se los prometo a ustedes, papá, mamá…
También me lo prometo a mí mismo.
Tomaré todo lo que esté a mi alcance para lograrlo.