capitulo 1: El bebe de luz

Una ráfaga de luz azul descendió del cielo como un susurro divino, envolviendo por completo un pequeño pueblo en medio del campo. El fulgor duró apenas unos segundos, pero fue suficiente para dejar su huella.

Allí, entre los pastos altos y el silencio confuso del atardecer, apareció un niño. De cabello negro oscuro con ojos amarillos que brillavan color trigo, no tendría más de un año de vida. No lloraba. Solo miraba el cielo, envuelto en la quietud de quien no entiende el mundo en el que acaba de llegar.

Fue una campesina quien lo encontró. De estatura media, cabello castaño y ojos negros, Mira Averlon caminaba de regreso del mercado cuando vio aquella figura diminuta entre los matorrales. Su corazón dio un vuelco. Se acercó con cautela, lo envolvió en su manto con manos temblorosas y se preguntó cómo un bebé podía estar allí... pero en el fondo, supo que eso no era lo importante.

Al llegar a su cabaña —humilde, pero cálida y cuidada, hogar de una familia plebeya común— la esperaba su esposo: Darin Averlon, un cazador y leñador conocido en la región. Alto, pelirrojo, de cuerpo fornido y mirada verde penetrante. A su lado, correteaba su pequeña hija de dos años, Brisa, pelirroja como su padre y de ojos negros como su madre.

La discusión fue inevitable.

—¿Un niño desconocido? ¿Encontrado tras esa luz? ¿Y quieres quedártelo? —rugió Darin.

—No como un hijo —respondió Mira, firme—. Pero no puedo dejarlo morir.

Al final, Darin accedió, no por la luz, ni por el misterio, sino por lo que vio en los ojos de su esposa: determinación. Así, el niño fue acogido como un refugiado, no como sangre, pero sí como un alma digna de protección.

Y aunque Mira no se lo esperaba aún… ese momento silencioso marcaría el inicio de un cambio en el mundo que comenzaría más tarde.