Chapter 27 ¡Vamos a la casa de mi papá!

Augustine se mordió sus delgados labios con aire seductor, mientras la miraba con frialdad. Luego intentó negociar con ella, diciendo: "¿Qué quieres? ¿Cuánto quieres? Dime un precio y te lo doy sin problema".

¿Estás hablando de dinero? ¡Este m*ldito cr*tin* cree que puede irrespetar a las personas sólo porque es rico!

"No quiero nada, excepto mi hijo. Así que mejor de mantienes bien lejos de él", le advirtió Vivianna.

Augustine cerró un poco los ojos, con una expresión macabra en el rostro. Esa mujer era realmente terca. Entonces resopló y le dijo: "De ser necesario, iremos a juicio y creo que en ese caso, mis abogados te demostrarán quién está más calificado para criar al niño".

Ésta sí era una amenaza, ¡y además bien grave!

Vivianna abrió un poco los ojos, porque durante años había trabajado arduamente en la empresa, pero la gente con el estatus de Augustine nunca perdía un caso en la corte. Por eso, él había decidido presionarla con el dinero y el poder que tenía.