Ya era octubre, la época del año en la que sería más fácil resfriarse.
"Mami, ¿qué debemos hacer? Papá tiene fiebre. ¿Él sabe inyectarse solo?". Zeph estaba muy preocupado.
"Ya llamé a Margaret para que lleve a nuestro hijo a la escuela", dijo el hombre, con voz ronca.
"¿Y qué hay de ti? ¿Irás al hospital?".
"¡Me quedaré a descansar!". Cuando terminó de hablar, se dio media vuelta.
A Vivianna se le ocurrió algo y salió de la habitación. Un par de minutos después volvió con un vaso lleno de agua tibia y dos pastillas. "Augustine, levántate y toma esta medicina".
"No lo haré".
"No actues como un niño. Levántate y tómala".
"Papá, ¿te asusta tomar medicamentos? No tengas miedo. ¡Obedece a mami! Si te tapas la nariz no sabe tan mal". Zeph le dijo eso mientras se le subía encima.
Finalmente el padre se incorporó y tomó la medicina. Luego de eso, se volvió a acostar y dijo: "La tía te llevará a la escuela. Pórtate bien".
"Mami, ¿puedes cuidar a papá hoy?".