"Zeph me pidió que la cuidara. Si él ve que me comporto con frialdad hacia su madre, entonces no sentirá afecto por mí", señaló Augustine. Había utilizado a su hijo como escudo en el momento oportuno.
Se trataba de una estrategia muy efectiva. El amo Giltstone soltó de nuevo un suspiro y señaló: "La mente de este niño es muy sensible".
En ese momento, Rainy entró, luciendo su mejor sonrisa. "Abuelo, la cena está lista", anunció. "Pasemos a la mesa".
"¿Dónde está Zeph?", preguntó entonces,sorprendida, al notar la ausencia del chico.
"Fue a traer Shiba".
"Iré a buscarlo", indicó Rainy al tiempo que se apresuraba a ir a llamar al chico. Aspiraba a llevarse bien con el niño cuando estuvieran a solas; quería granjearse su favor.
Augustine no la siguió. No estaba preocupado en absoluto. A su hijo le disgustaban mucho las mujeres que lo rodeaban.