Rainy era una mujer lista. Señaló su oficina y dijo: "¡Hablemos en mi oficina!"
El asistente trajo dos tazas de té aromatizado y luego salió. Jessamyn miró el edificio de la empresa en la que trabajaba Vivianna a través del ventanal de piso a techo y dijo con odio en sus ojos: "Vivianna está laborando allí ahora mismo. También es un trabajo de diseño de joyas".
Rainy se levantó y la tomó de los brazos. En su mirada también se advertía un gran resentimiento. "Su empresa no va a durar mucho".
Jessamyn quedó atónita. Ella giró la cabeza y la miró, sorprendida. "Señorita Watson, ¿va usted a dirigir esta empresa de joyería y rivalizar con la suya?"
"No es mala idea", admitió Rainy.
"¿Entonces definitivamente tampoco te agrada esa Vivianna?" Jessamyn volvió la cabeza y la miró con sus ojos brillantes.
Rainy le devolvió la mirada con sus hermosos ojos "¿Le agrada a la señora Lambert?"
"A veces quisiera matarla", declaró Jessamyn, con ojos brillantes de gran resentimiento.