El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo.
Dejó su país de origen en desgracia.
Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años.
Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!"
Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar.
Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".

Extraño, cásate con mi mamá

Vivianna permaneció pues por mucho tiempo de pie en el balcón. Hizo todo lo posible por reprimir las emociones en su corazón; sin embargo, las lágrimas brotaban por sí solas. En efecto, lamentaba la muerte del Viejo Maestro Giltstone; pero también sentía pena por lo que sufría Augustine en ese momento.


Entonces, se sentó en la cama; comprendiendo que su compañero no regresaría aquella noche.


En el hospital, la partida del Presidente Giltstone transformaba la atmósfera. Todo era frío y lúgubre. 


Fletcher, en su lugar, sostenía en brazos a la triste niña de facciones rígidas. Efectivamente, no había mucho que hacer por ella; restándole acompañarle en el proceso. 


Por otro lado, los familiares de Vincent y Gethin igualmente se hallaban allí. La muerte del anciano no sólo representaba la partida física de un miembro importante, sino también la pérdida de las acciones restantes en manos de éste. Ya no existía la posibilidad de cambiar el valor de cada uno de ellos. 


Chapter 351 El funeral