En el estudio de Vincent, padre e hijo conversaban.
"¡Papá, el abuelo ya no está, y no tenemos ni idea del porvenir!", manifestó Chavez un poco deprimido.
Vincent entrecerró los ojos, y dijo: "Recuerdo que a él le gustaba ofrecerle su fortuna a las personas de más confianza. Plasmaré los nombres de éstas en una lista y luego les visitaré una por una".
"Bueno, papá, es una buena idea; por más que sea, eres el segundo hijo del abuelo y tienes derecho a tener una mejor visión de todo".
"¡Humph! ¿Por qué habría de verle? No hay absolutamente nada en ello. Siquiera quiero hacerlo. Es más, anhelo que mi visión del futuro desaparezca de este mundo para siempre", objetó el caballero con una mueca de desprecio.
"¿Qué pasa con las acciones en manos de éste?".