Pero a ella no le agradaba la idea de quedarse allí. Quería saber por qué el presidente había hecho que sus guardaespaldas la condujeran hasta ese lugar. ¿Qué clase de lugar era aquel?
Bajo la tenue luz, ella caminó hacia la puerta de la suite. De repente, se dio cuenta de que los guardaespaldas no le habían dejado la llave, así que ¿cómo podría entrar allí para descansar?
Sin embargo, ella advirtió que la habitación tenía una cerradura que se activaba con la huella digital. Ella frunció el ceño. Entonces tuvo una idea audaz: estiró el pulgar y lo proyectó suavemente sobre el punto de identificación de las huellas dactilares, el cual emitió una luz verde, acompañada de un sonido metálico.
Ello indicaba una identificación exitosa. Jenny estaba tan asustada que se estremeció levemente e incluso retrocedió, incrédula. Le sorprendía que aquella puerta se hubiera abierto al detectar sus huellas digitales.