Él se puso de pie y parecía estar a punto de irse, pero, instantes después, le propinó una violenta bofetada a Ángeles. No había emoción en sus ojos, solo crueldad y frialdad sin límites.
"Debería haberte matado, pero, por suerte para ti, todavía me eres útil", comentó él.
"¿Dónde están mis padres? Deja que los vea", dijo Ángeles en tono suplicante.
"¡Puedes verlos, pero tendrás que hacer algo por mí! Sé que Farid ha regresado en secreto al país. Quiero que me sirvas de señuelo para atraerlo", repuso él.
El semblante de Ángeles se demudó de repente. "Pues no pienso ayudarte. ¡Solo ríndete!", replicó ella en tono vehemente.
"Entonces, ¿vas a dejar de reunirte con tus padres por salvar a ese hombre?", preguntó él con una mueca de desprecio.
"Estoy dispuesta a dar mi vida para protegerlo", repuso ella con firmeza.
"En ese caso tendrás que presenciar la muerte de tus padres. ¿De veras es eso lo que prefieres?", insistió él.