En la puerta del hospital central, ya eran las 12 del medio día. Alicia usó sus conexiones para pedirle a alguien que trabajara horas extra para verificar la prueba de ADN. En ese momento, sostenía los resultados en la mano. La conclusión comunicaba que ambas eran, en efecto, hermanas.
Sentada en el auto, la mujer revisaba todo el informe. Tenía demasiadas emociones encontradas. Su hermana menor había vuelto a la vida, pero resultaba ser la asesina de una organización.
Pensó en algo y, de repente, tomó el celular para llamar a Hugo.
"Hola, Hugo. ¿Está despierto el señor presidente?"
"Sí".
"De acuerdo. Iré pronto".
"Claro, puedes venir", respondió el asistente con alegría.
Ella respiró hondo. Terminó la llamada y luego marcó el número de su padre.