Al cabo de media hora, Enrique y Hugo prepararon los automóviles. Farid, tendido en una camilla, entró en el automóvil. Ariel no lo acompañó, pero Enrique y un grupo de médicos abordaron el vehículo junto con él. El director también se mostraba muy ansioso ante aquello, pero se trataba de una orden impartida por el propio Farid, así que no tuvo más remedio que permitirlo.
Alicia condujo directamente hasta la Oficina del Presidente, en compañía de Ariel y de Hugo. En el automóvil, la atmósfera era bastante tensa y ninguna de aquellas tres personas dijo una sola palabra. Ellos miraban fijamente un automóvil de transporte negro, protegido por la caravana que avanzaba frente a ellos, con la esperanza de que, pese a la complejidad de la situación, al final todo saliera bien.