Aquella noche, ambos hermanos estaban ebrios y tenían razones para estarlo. Llamaron al conductor para que los llevara a casa.
Esa noche, en la Oficina del Presidente, Ariel se acurrucó en los brazos de Farid; se veía un tanto cansada. Él tocó delicadamente la suave piel de su abdomen inferior, mientras le dirigía una mirada dulce.
La mirada de Ariel traslucía una gran expectativa. Ella no esperaba que su amor llegara tan pronto; todo fue tan repentino que no tuvo tiempo para prepararse en absoluto. Ella iba a convertirse en madre.
"¿Será niño o niña? ¿Tú qué crees?", preguntó ella con curiosidad mientras observaba a Farid.