La Verdad Revelada

La cámara acorazada se convirtió en un campo de batalla de alta tecnología y maná. La comandante de los Espectros de Éter no era una oponente común; su Maestría de Interferencia le permitía anular no solo el maná bruto, sino también las manipulaciones más sutiles.

"¡Entréguense!", gritó la comandante. "Nuestra red de seguridad ya ha enviado una alerta global. ¡No tienen dónde esconderse!"

Kael apretó el Diario de Arion contra su pecho. No podían simplemente luchar para salir. La sobrecarga de seguridad de Aethel sería inmensa.

"Sif, los sistemas de comunicación", dijo Kael, sus ojos escanenando los paneles de control de la bóveda. "Necesitamos enviar esto antes de que nos capturen."

Sif asintió, comprendiendo el plan. "¡Cubridme!", gritó a los dos Disidentes que los acompañaban, quienes lanzaron Ráfagas de Contención para frenar a los Espectros.

Mientras los Espectros de Éter avanzaban, Kael conjuró una Niebla de Desorientación, una densa ilusión que llenó la bóveda, sembrando el caos entre los soldados de Aethel. Los Espectros, confiados en su tecnología, se vieron desorientados, disparando a ciegas o entre ellos.

Sif se lanzó hacia el panel de control de comunicaciones de la bóveda. Sus dedos, ágiles, manipulaban los flujos de maná y los circuitos cibernéticos. La comandante de los Espectros, rompiendo la Niebla de Desorientación con una onda disruptiva, la vio.

"¡Deténganla!", ordenó.

Kael se interpuso, creando un Escudo de Sombra que absorbió los disparos de energía. Pero no era suficiente. Los Espectros eran demasiado numerosos, y la comandante se preparaba para un ataque devastador.

"¡Kael, tengo una idea!", gritó Sif, luchando con los controles. "Esta bóveda tiene un sistema de transmisión de emergencia. Si puedo sobrecargarlo, la señal rebotará por toda la red de Neo-Veridia. Pero necesito que me ganes tiempo... y maná."

Kael lo entendió. Necesitaban un pulso de energía inmenso para hacer la transmisión. Miró los cristales de maná incrustados en las paredes de la bóveda, usados para alimentar los sistemas.

"¡Sif, cúbrete!", gritó Kael. Canalizó toda la energía del entorno, no solo las sombras, sino también el maná residual de la bóveda. Era arriesgado; podía sobrecargarse, pero no había otra opción. Con un grito, Kael liberó una Explosión Resonante, una onda de energía caótica que no buscaba dañar, sino desestabilizar los cristales de maná de la sala.

Los cristales estallaron en ráfagas controladas, liberando una marea de energía pura. Sif, con una velocidad asombrosa, canalizó esa energía liberada hacia el panel de comunicaciones, sobrecargando el sistema de transmisión de emergencia de Aethel.

La comandante de los Espectros vio lo que Sif intentaba hacer y lanzó su ataque más potente: una descarga de Anulación masiva, diseñada para destruir toda energía de maná en la sala.

Pero era demasiado tarde.

Un destello cegador llenó la bóveda. El Diario de Arion, que Kael sostenía firmemente, comenzó a irradiar una luz blanca y dorada. Sif había logrado su objetivo. La transmisión del diario, con todas las pruebas incriminatorias sobre los experimentos con el Vacío y la creación del Vacío Andante, se propagó como un incendio digital por toda la red de Neo-Veridia.

Las pantallas de la ciudad, desde los paneles de anuncios callejeros hasta los comunicadores personales, comenzaron a parpadear con imágenes y texto: los archivos de Arion, sus confesiones, las pruebas de los planes ocultos de Aethel. El escándalo era inminente.

La comandante de los Espectros, sorprendida por la explosión de luz y la sobrecarga de la red, vaciló. Kael y Sif aprovecharon el momento. Con la red de Aethel en caos, sus sistemas de seguridad se volvieron inestables.

"¡Ahora!", gritó Kael. Sif, agotada pero sonriente, invocó lo último de su maná para abrir una pequeña brecha de éter en la pared de la bóveda, justo lo suficiente para que pasaran.

Los dos se lanzaron a través de la grieta, justo antes de que los Espectros recuperaran la compostura y abrieran fuego. El portal los llevó de vuelta a los cielos de Neo-Veridia, a salvo de la fortaleza de Aethel, pero no del caos que habían desatado.

Mientras Kael y Sif se dirigían de nuevo a los Sub-niveles, las noticias se extendían como un reguero de pólvora. Los ciudadanos de Neo-Veridia, antes controlados por la propaganda de Aethel, ahora veían la verdad. Las revueltas comenzaron. No eran disturbios sin sentido, sino protestas organizadas, impulsadas por la indignación. Las voces de los Disidentes del Éter, antes silenciadas, ahora resonaban en cada rincón de la ciudad.

La Corporación Aethel, expuesta, comenzó a desmoronarse desde dentro. Sus ejecutivos eran arrestados, sus bases de poder atacadas por una población furiosa. La revelación del diario de Arion había sido el golpe final.

Con la Corporación Aethel en caída, el camino estaba despejado para la reconstrucción. Los Custodios del Maná de la Ciudad Olvidada comenzaron a emerger, compartiendo su conocimiento sobre el equilibrio del maná. Kael, Sif, y los Disidentes del Éter, ahora héroes, se dedicaron a ayudar a restaurar la estabilidad de Neo-Veridia.

Kael se aseguró de que Elara fuera reconocida, no como un "Vacío" defectuoso, sino como una parte vital del nuevo equilibrio. La energía de Elara, una extraña mezcla de ausencia y potencial, se convirtió en un símbolo de la necesidad de armonizar todas las formas de maná.

La era del maná en Neo-Veridia no sería una de control absoluto, sino de equilibrio y armonía. Kael y Sif, el Tejedor de Sombras y la Domadora de Éter, se convirtieron en los guardianes de esta nueva era, siempre vigilantes, sabiendo que el equilibrio es una lucha constante, pero también una promesa de un futuro mejor.

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